Década nueva, año nuevo, periodismo viejo.

Salvo excepciones, las líneas periodísticas deportivas para el verano son las mismas que un siglo atrás. Mercado de pases, pretemporadas, muchas ligas profesionales europeas y un sinfín de fotografías, videos e imágenes que muestran jugadas endiabladas de los deportistas…estadounidenses.

Ya todo esto era más que aburrido cuando de jóvenes transitábamos diversas redacciones deportivas y las caras de angustia por saber qué noticia elegir durante enero nos llevaba a los laberintos temibles de optar por cualquier cosa que hay que  llenar páginas. Así nos educaban los responsables de las ediciones de los principales diarios, radios y canales del país. 

La llegada de internet y la explosión de las redes sociales, con la enorme posibilidad de llevar hasta el infinito el conocimiento de aquello que sucede en los más hondos rincones del deporte, no cambió para nada el sistema con el cual nos colonizaron, y del cual aún no nos hemos independizado.

Por eso brillan las excepciones. El último fin de semana, en ese tono cuasi revolucionario de encontrar reflexiones y noticias distintas, sobresalen: Mempo Giardinelli en Página 12 colocando el acento en el interrogante de quiénes se ocuparán de los clubes de barrio en estos cuatro años de nuevo gobierno de esperanzas.

Nada menos que de los clubes de barrio, semillero de todas las actividades deportivas del mundo. Allí donde los periodistas deportivos afamados, de nombre, y de mucha plata en sus bolsillos, no meten la nariz.

También brillan por su seriedad los enfoques que leímos en Tiempo Argentino sobre los ritos de iniciación en el mundo del rugby ( una denuncia del periodista Roberto Parrottino), una serie de notas que se han dedicado a revelar un tema manejado en secreto en los pasillos de aquel deporte ( abusos contra niños, disfrazados de rituales de bautismo en clubes de altas recaudaciones societarias). O en el mismo semanario, la nota de Federico Amigo a las jugadoras y jugadores que conformaron Futbolistas Unidxs, un novedoso colectivo que decidió comprometerse  con la realidad social y política de la Argentina, y que según Sebastián Vidal, ex boca, ““Deberíamos dejar la idea del futbolista apático, alejado, con privilegios, para acercarnos a los sectores más vulnerables y a causas nobles”.

Mientras  todo esto sucede en el verdadero mundo diario del deporte, la mayor parte de los “especializados”, anda preocupado por largar rumores de pases, contrataciones, hacerle notas a intermediarios, hablar de millones de dólares, sin conocer el real estado de los clubes.

Como consuelo nos queda el saber que no hay casi nadie dedicándose, como en pasados veranos, a prenderse de la teta explotadora del rally Dakar. Y quizás por ello, en el diario Olé, Sergio Stuart se preguntó con acierto: “¿Alguien extraña al Dakar?”, y él mismo se respondió: “El Dakar parece haber sido una golondrina de diez veranos que no genera dolor por su ausencia…”

Cuánta verdad…nada mejor que ese ejemplo, para entender cómo la prensa deportiva sigue al capitalismo deportivo, tan a ciegas, que se hunde en sus propias cloacas.