Se dice que los periodistas pretenden saber de todo. Y así se manifiestan cada vez que abrimos nuestras bocazas. 

Pretenden. Pero no lo consiguen.

La triste imagen de las/los periodistas conductores de los debates políticos de los últimos días (para jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos aires o para la presidencia de la Nación) ha confirmado que aquella impresión general es de las más acertadas.

Como venimos diciendo en esta columna, casi desde su fundación, la verborragia insignificante de buena parte de la prensa, se termina cuando le ponen la regla encima. Entonces callan y obedecen. En este caso haremos eje en los/las periodistas deportivos, cuyo acatamiento de la formalidad  se deja ver más que nunca en las conferencias de prensa post-partido o en los inocuos mini reportajes al borde de la cancha, que algún día serán eliminados por su intrascendente aporte a la humanidad.

Y así como los periodistas de cartón de los últimos debates ni siquiera se lucían para pronunciar las palabras “tiempo, tiempo”, los del deporte siguen el mismo camino, al ritmo de repeticiones de palabras día tras día, domingo tras domingo, que evidencian, además del disciplinamiento,  un desconocimiento del lenguaje, de la historia, de la geografía, de la política…y del deporte.

Transmisión del amistoso entre la Argentina y Ecuador en la mañana del domingo. A quien le toca hablar del mal desempeño de los ecuatorianos (TyC Sports) se le ocurre hacer referencia a los “Problemas sociales” que vive Ecuador para intentar un nexo entre fútbol, rendimiento y situación anímica. 

¿Qué duda cabe del impacto que los trece días de muertes, crímenes, represión ante las movilizaciones populares causaron al plantel? Ahora, de ahí a sintetizar el grave asunto en la frase “problemas sociales” es mucho. Caen en la simplificación, algo muy parecido al corto y encorsetado rendimiento de los periodistas-debate.

¿Tanto cuesta explicar en un minuto o menos lo que ocurre en Ecuador? ¿Se le tiene miedo a decir la verdad en el medio de una transmisión de fútbol? ¿O acaso hay una voz de arriba que sugiere no utilizar los términos adecuados para nombrar al paquetazo económico del presidente Moreno y la represión contra su pueblo?

La imposición de la moderación, la abundancia de frases hechas que provienen del siglo XIX, la falta de ideas, la ausencia de rebelión ante los modelos conservadores del periodismo y un sometimiento al poder de los estilos que regentean los medios hegemónicos, hicieron del periodismo argentino un surtidor de aburrimiento que sólo rompen los sectores juveniles y alternativos que practican una prensa más fresca y crítica. 

Hay dos periodismos, qué dudas caben. Uno que no termina de morir, otro que bosteza. Así nos recomendaría Machado que escribamos esperanzados. Lo estamos, pese a todo.