Los hinchas, siempre los hinchas.

No todos, pero sí unos cuantos. Son de lo mejorcito que tiene el fútbol. Porque, entre otras cosas, este domingo 24, en el mismo momento que los hinchas malos hacían lo suyo (aquellos de Ñuls que intentaban cortar el alambre, entrar a la cancha, agredir hinchas de Villa Mitre en Santa Fe) centenares de hinchas buenos trabajaban por la memoria en los distintos escenarios del país y en la plaza de Mayo.

En un ejemplo digno que puso en primera plana, aunque olvidada por los medios y periodistas deportivos comerciales, a la ya conocida Coordinadora de Derechos Humanos de los clubes.

Ya la semana pasada Ferro hizo punta antes de un partido como local, juntando a jugadores y familiares de los desaparecidos/as del club en un homenaje que recibió el aplauso de popular y platea. Los nombres de María Cristina Mazzuchelli, Eduardo Leguizamón, Sergio Tula, Roberto Cristina, Luis Giménez D´Imperio, Eduardo Testa, Ana Kacs, Rubén Kriscautzky, Esteher Bizzanelli, Eduardo Vega y María Luz Vega se rescataron del olvido para mencionarlos como los hinchas y socios que faltan en las tribunas y en las instalaciones del club.

Este domingo 24, como parte de las multitudinarias marchas en toda la Argentina, la Coordinadora desplegó una bandera como parte de la columna gigante que se dirigía a la plaza de mayo. Pero lo más bello es que tras ella se agrupaban decenas de hinchas con sus camisetas.

En Rosario, lo mismo hicieron. Y allí se juntaban hinchas y socios de Rosario Central y Newell´s.

La tarea gigantesca y digna de “no olvidar”, también cuenta cada día con más intervenciones periodísticas. Sobre todo de las nuevas generaciones de periodistas, más afectos a la lucha por la defensa de los Derechos Humanos, que los periodistas maduros.

Basta ver los espacios dedicados en cada medio y en cada programa a este Día nacional de la memoria, para advertir cómo caminan estas historias en la prensa. Si veinte años atrás nos avergonzábamos de la AFA y la mayoría de sus dirigentes incapaces siquiera de garantizar un minuto de silencio en las canchas, hoy la refrescante actitud de los dirigentes jóvenes que lanzaron ayer por las redes referencias oficiales a los 30.000 desaparecidos y su ligazón con el fútbol u otros deportes, alimenta la esperanza de que volverán tiempos mejores en la Argentina.

A todo ello se suma el vigor y la tarea incansable de los pocos periodistas de investigación que hurgan en los archivos, documentos y testimonios para obtener más datos, más historias y más recuerdos de nuestros deportistas desaparecidos.  A la vanguardia de este noble trajín, el siempre presente Gustavo Veiga quien el fin de semana rescató la semblanza de Ismael Churki el ciclista de Boca, militante peronista que fue secuestrado el 29 de septiembre de 1977.

Ni que hablar de quienes prestan atención periodística a la Carrera de Miguel, la prueba atlética que convoca miles de personas para correr por Miguel Sánchez el maratonista secuestrado por la dictadura cívico-militar en 1978.

Tal vez sea el único escenario de la vida donde la Argentina en estos últimos años no ha retrocedido. Y ha sido obra de la mano de los y las jóvenes.

No es poco, en el marco de la tristeza general.