Con las disculpas del caso y el vislumbre de lo bien que defendería el negro Fontanarrosa este título (ya saben ustedes cuando en el Congreso de la Lengua en Rosario el Negro dijo: Hay palabras de las denominadas malas palabras que son irreemplazables, por sonoridad, por fuerza y por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o sonsa que es un pelotudo”), pero esta vez no tenemos opción.

Es que así se expresaron algunos técnicos últimamente para hablar de la supuesta sabiduría de los periodistas deportivos, que se la dan de tales endureciendo su flema contra los entrenadores; claro, siempre desde la comodidad de un micrófono. Una buena parte exige renuncias bajo la estúpida conclusión de que todos los técnicos tienen que ganar todos los partidos.

"Me chupan un huevo las críticas, lo que sí, me duele que hablen muchos que no vienen a Estancia Chica (predio de entrenamiento). Nunca se me cruzó por la cabeza irme. Soy un discreto director técnico que ha hecho más del cincuenta por ciento de los puntos. A veces me va bien y a veces mal. Es difícil dirigir en Gimnasia, hay que tener muchas agallas para hacerlo". Esto dijo el DT de Gimnasia y Esgrima La Plata el jueves 14 de febrero.

Ayer, 17 de febrero, aquel DT presentó su renuncia después de la derrota ante Defensa y Justicia, uno de los animadores fuertes del torneo.

“Cuando todo te chupe un huevo te vas a recibir de técnico”, aconseja el Pipa Higuain (Pipa, no Pipita) a los jóvenes que se inician en la profesión.

Desde hace un buen tiempo, la mayoría de periodistas deportivos en la Argentina y en buena parte del mundo, se cree que nuestra tarea es pedir cabezas de técnicos cuando los resultados no se dan. Así seguimos- en nuestro país- con la abundancia de renuncias, despidos o estallidos que culminan con los contratos rotos y los juicios inmediatos que complican  luego la economía de los clubes (con justo derecho laboral de los entrenadores por reclamar lo suyo), por ese mal manejo de los dirigentes que no resisten “la presión del periodismo”.

Lo mismo hacen los periodistas con los jugadores por supuesto. Y muchas veces sin armar una frase como la gente, patoteando las palabras, enredando verbos.

Esta semana el delantero de San Lorenzo Nicolás Blandi debió explicarle a la prensa que “Hace tres partidos que no hago un gol y cuando los escucho hablar a ustedes (los periodistas) pareciera que hace cuarenta años que no hago un gol”.

Esta soberbia que se muestra imparable es agotadora. Ya el año pasado Alejandro Dolina,  nos calificó socarronamente como “El tribunal de Dios “a los periodistas, harto de las mediocres críticas que por entonces se le hacía a la Selección. “Perder en el fútbol no es judiciable- acotó Dolina-. Los periodistas hacen de la derrota una cosa culposa con una pulsión descalficadora”.

Hoy con Troglio afuera y estas cuestiones del huevo y otras sutilezas, viene bien que los agudos periodistas deportivos del futuro que se han acercado a estas líneas reflexionen sobre nuestra arrogancia de siglos.

Porque si crece la sentencia Higuain, y los entrenadores dejan de renunciar…unos cuantos tendrán que dedicarse a estudiar fútbol, español,  redacción y también periodismo.