Ya está. Se van extinguiendo esas raras sensaciones que, en tiempos de Mundial, se nos producen a todos los /las argentinos/as. Excepto los borgeanos, enemigos del fútbol, el resto del país ha opinado de fútbol, del seleccionado, de la AFA, de Sampaoli y de Messi como nunca en su vida.

Por ello esta columna ingresa también en un impasse de Selección, sin antes pulsar las teclas de la despedida sobre nuestro periodismo opinador. O compulsivo, para más datos.

En estos tiempos del adiós para el entrenador, luego de un tope indemnizatorio de 1.600.000 dólares (según estiman la mayoría de medios) con un dinero que saldrá de los bolsillos de los hinchas, de los socios y en definitiva del pueblo, la voz de Sampaoli ya no se escuchará por largo tiempo. Nos encantaría revisar todo lo que se escribió y se dijo y se vio en los tiempos aquellos de junio de 2017, cuando el presidente de la AFA anunciaba la contratación del hombre de Casilda como el “mejor técnico del mundo” y lanzando un “proyecto a largo plazo”. La prensa en general aplaudió. Ni se fijó en las cifras, y mucho menos en el exabrupto del dirigente Tapia, a quien la plata ajena (la del fútbol) le encanta derrocharla. Lo mismo va para Angelici y todo el Comité, seamos justos.

Como tantos otros proyectos a largo plazo, dirigentes y periodistas, dijeron una cosa e hicieron otra.

Si les gusta tanto que los proyectos sean a largo plazo, ¿por qué razón nadie defendió la continuidad de Sampaoli en la Selección?

Eso hubiese sido respetable; especialmente si se trata de tener palabra y, por sobre todo, ganas de hacer las cosas con cierta seriedad.

Igual usted no se preocupe…que no es un mal argentino. Ya lo dijimos en notas anteriores: quienes creen que el fútbol europeo es lo más, que revisen un poco que pasa en el continente donde se inventó el fútbol. Y donde por suerte se inventó también la Revolución francesa, el mayo francés, el marxismo y la caída del zar, entre otras cosas.

Para muestra basta un documental. De los más geniales que dio la buena investigación periodística. Se llama Les Blues, una historia de Francia. Es de 2016, y brinda un testimonio que nos vendría bien repasar: cuando el fútbol y la política se dan tanto la mano que muchos confunden triunfos de países con triunfos de políticos. Dedicado también a quienes pretenden que el negocio del deporte lo puede todo. Incluso ocultar la pobreza, la desigualdad, las injusticias. Algún día un joven o una joven periodista argentino/a nos brindará la segunda parte: La blanquiceleste, una historia de la Argentina.

De la semana post Mundial el artículo más interesante que leímos provino de la pluma de una mujer periodista del  New York Times (Sarah Lyall) bajo el título El bizarro teatro de la conferencia de prensa de la Copa del Mundo. En realidad se publicó el 9 de julio, pero La Nación nos hizo el favor (mejor dicho el traductor Jaime Arrambide) de publicarlo esta semana.

Con el ojo que otros no tuvieron, Sarah nos dijo sobre el triste rol de los periodistas en las conferencias de Rusia 2018:

*Otra táctica clásica de los periodistas deportivos es preguntarle al entrevistado cómo se siente, cuando la respuesta es clara de antemano: por lo general, uno se siente bárbaro, se siente horrible, o uno decide que lo que uno siente no es asunto del que pregunta.

*Preguntarle al técnico Hierro cómo se sentía, minutos después de que España fuese eliminada sorpresivamente del torneo en una ronda de 16 penales, no fue precisamente una pegada. "¿Y usted cómo cree que me siento, eh?", saltó el técnico español.

*No ocurre así en la Copa del Mundo, donde parece estar bien que los cronistas de un país en particular vayan a la cancha con la camiseta de su seleccionado nacional, ovacionen al entrenador cuando entra o sale de un lugar, se desgañiten pidiendo autógrafos y selfies, y hagan preguntas del estilo de "¿Qué tan grande sos?". No es infrecuente escuchar que quién hace la pregunta se refiera al seleccionado de su país en primera persona del plural, "nosotros".

¿Y por casa? Si algo bueno tuvimos aquí fueron las reflexiones de Alejandro Wall en Radio Con Vos, Anfibia o Tiempo, o las columnas de Ezequiel Fernández Moore en La Nación o el reciente libro de Ariel Senosiain sobre la Copa del Mundo en Rusia, en el sitio cronicasdeayer.com . Sólo así nos enteramos de los entretelones de un Mundial que…sí, sí, ya se fue, y con el la tristeza.