Ni Messi, ni Cristiano Ronaldo, ni Maradona. Ni Roger Federer, ni Sampaoli ni LeBron James. Las mejores palabras del 2017 las formuló Fernando Belasteguín, considerado una estrella del padel mundial.

¿Argentino? Sí, el “Bela” es totalmente argentino; de Pehuajó, aunque bastante ignorado en nuestro país, en cierto modo por los usos y costumbres de nuestra prensa deportiva que despacha para el lado del olvido a quienes no son deportistas multimillonarios que aburren y cansan desde las páginas y pantallas, repletas de noticias huecas azuzadas por los deportologos.

Belasteguín vive en España desde fines de los 90. Tiene 180 títulos del circuito mundial de padel pero no es por ello que lo seleccionamos sino por el siguiente razonamiento fantástico que, durante una entrevista de Juan Cruz Fagan de Clarín, se pudo conocer: “A los deportistas se nos magnifica mucho, cuando hay médicos que salvan vidas y no firman autógrafos”.

La sabia conclusión no tendrá mucho futuro en los análisis de fin o comienzos de año por quienes andan a la caza de frases estúpidas tanto en el mundo del espectáculo como en el ancho mundo del deporte, hoy tan mezclados ambos.

Siempre nos hemos preguntado, copiando viejos refranes, ¿de quién es la culpa, del chancho o de quien le da de comer? Esto en razón de los miles de periodistas que alimentan sus deteriorados minutos de radio y televisión, haciendo entrevistas pavas o explicando qué quiso decir un futbolista o un tenista a quien le arrancan expresiones apresuradas al final de un entrenamiento o al borde de un campo de juego. La prensa en general no aprendió aún el valor de una entrevista pausada y reflexiva. De las que hay pocas en el periodismo argentino.

Pero lo peor no es eso. Duele saber que nuestros periodistas – o al menos una mayoría- están convencidos de que los deportistas merecen un destaque abismal cual si fuesen los inventores de una vacuna eternamente sanadora.

La exageración del valor de ciertos deportistas, el comercio de la mercadería que rodea al fútbol y las inútiles miles de horas que se desperdician frente a una transmisión deportiva, contaminaron de tal manera los cerebros periodísticos que son muchos los cronistas y redactores que piensan lo contrario que Belasteguín.

Por suerte deportistas como él son muchos, algunos menos conocidos, otros ciertamente famosos como Pablo Aimar entrenador de juveniles quien después del triunfo de la Argentina en el sub-15 de San Juan dijo: "No pasa por el resultado final. Creo que hemos ayudado a estos chicos a ser un poco mejor de lo que eran hace cuatro meses, o por lo menos lo intentamos. Intentamos que no solo sea dentro de la cancha, que sean educados, respetuosos… Si termina con un título eso se ve. Si no termina con un título eso no se ve, pero el trabajo estaba hecho". A Belausteguín y Aimar nuestro reconocimiento, para que algunos periodistas sepan que mejor que ganar o levantar una copa es hacer algo por los demás. Pensar en el otro.