No, no. Si usted es hincha de Boca no se asuste. Al parecer, por el vendaval de comentaristas del partido (que vieron el partido) Boca se llevó el superclásico merecidamente.

El tema de la estafa va otro lado. Es que hubimos quienes no vimos el partido. Ansiosos por experimentar cómo es el asunto de semejante televisación de un River-Boca en la era del fútbol pago, pero sin pagar, intentamos comprobar en un hogar humilde que se siente con esto del fin del fútbol gratuito.

Sintonía FOX o FOX Premium, porque en definitiva, el televidente de un cable (telered) en la zona de Grand Bourg, calle O’Brien para más datos, no tiene la menor idea de cómo se ha dividido el negocio del fútbol. Porque la familia Andrada, de ella se trata esta familia de jubilados, apenas puede con el sostén de la cuota del cable. Para ver el superclásico (y otros partidos por mes) hay que desembolsar 300 pesos que sacudirían más de lo que ya los sacude el gobierno con las jubilaciones. Y ni hablar del hachazo que se viene.

Lo cierto es que este cronista no había presenciado aún 90 y pico de minutos de una transmisión “como las de antes”. Es decir, como en los tiempos del monopolio, la censura deportiva y los relatores y comentaristas chupamedias de la AFA.

Hoy volvimos a todo aquello. El grueso del periodismo deportivo entregado y sosteniendo una de las mayores estafas que se comete contra los pobres hinchas de fútbol que, por el momento, poco dirán sobre estos asuntos, porque casi no hay lugar donde se les permita quejarse.

Como antes ¿vio? Cuando el poder de los empresarios te sacaba los derechos laborales, te flexibilizaba y pretendía ponerte de rodillas.

Veamos de qué se trata esta estafa.

Usted prende su televisor y su dedo busca en el control remoto los canales deportivos. Los canales deportivos que, se supone, deben televisar eventos deportivos. Para eso se contrata un servicio de TV por cable con diversos canales temáticos. Debemos creer – por ejemplo- que donde hay un canal para niños la certeza de la pantalla nos brindará dibujitos, y no porno stars.

Debemos creer entonces que en un canal deportivo, la pantalla brindará deportes varios.

Pero ayer los canales TyC Sports y FOX pasaban imágenes de gente en la tribuna. Mucha gente. Señores, señoras, niños,, señoritas, gente adulta. Vimos unas 6.000 o 7.000 personas en minutos- Eso sí, muy bien enfocadas, para deleite de la familia Andrada y de nosotros, modestos invasores de su casa. Dos horas de gente y gente y gente, toda de rojo y blanco, o negro, rojo y blanco.

Se siente una bronca tremenda por observar cómo les toman el pelo. Ojalá algún día, los millones de espectadores que son retratados por las cámaras de TV en un estadio cualquiera del mundo, se aviven y reclamen Derechos de Imagen a los dueños de los canales y de los autodenominados “derechos de TV”. Si quieren gente en los estadios para televisar, que les paguen una cuota a cada uno.

Y ni que hablar de la mediocridad de un relator como Vignolo que en los 15 minutos previos al partido se la pasó repitiendo que íbamos “a ver” un espectáculo inigualable mientras un dron filmaba un estadio Monumental del tamaño de un plato. Dijo al menos 20 veces la palabra espectáculo, evidenciado una falta de vocabulario gigantesca. Anunció que los dos equipos saldrían a la cancha juntos como en Europa o como en los Mundiales y tal hecho no existió. Y a todo momento su voz era sellada por el cartel provocativo de…“suscribite”.

Ahora, cuando toca recrear el partido en noticieros o en You tube para pellizcar algún gol, con las tristezas del ser estafado, pensamos más claramente que nunca que todo en la vida tiene retorno. Este ataque a los derechos del pueblo, como los anunciados esta semana, se convertirán tarde o temprano en el dolor más profundo de los poderosos.

Los pueblos, no olvidan. Ni a sus verdugos, ni a sus carceleros.