No se asuste por el título. Es una acción periodística de ciencia ficción motivada por el enorme golazo de Carlitos en la tarde del domingo. Quizás el mejor gol del año. Quizás el mejor gol de los últimos tiempos. El gol que, alguna noche, todos soñamos de pequeños.

Ocurre que a este gol lo vieron millones de argentinos/as. Millones disfrutaron de la obra de arte – al parecer- del último superclásico televisado gratuitamente para el país. Y muchos de esos millones aún no cayeron en la incertidumbre de la próxima escena: un 2017 con fútbol cerrado y pago.

Mañana, cuando el efecto de la maravilla decaiga, cuando el 4 a 2 sea una grabación multiplicada hasta el cansancio, cuando las desaforadas intenciones de la dirigencia argentina “vendan” las transmisiones al mejor postor, unos cuantos apreciarán el valor de los últimos derechos comunicacionales que sobreviven a la barbarie.

Está bueno que recordemos, con la excusa del superclásico reciente, aquellos años de la naturalización de la estafa. A ustedes, los más jóvenes, les toca investigar qué ocurría en los hogares argentinos antes de 2009.

Más de uno dirá “no me jodas” al enterarse que si pretendías ver los clásicos más importantes y estabas abonado a un cable, te cargaban un suculento adicional en la mensualidad.

Fue el famoso secuestro de los goles. Que se complementaba con la delincuencial acción de castigar a todo aquel que no abonaba el adicional, con dos o cuatro horas de transmisión de gente saltando en la tribuna desde algún estadio de un grande.

Posteriormente, la obra maestra del terror, agregaba la prohibición de pasar los goles de la semana en los canales de noticias hasta tanto no se emitiera el programa de canal 13 de resumen de la fecha los domingos a la noche.

De ahí el “Tevez secuestrado”. Pero no aportemos ideas para la maquinaria del mal.

Nadie cree que los caraduras de semejante fechoría volverán al mismo modus operandi. Todo indica que las ofensas serán más sutiles. Es decir, para evitar metáforas intelectuales, nos la van a meter con vaselina.

¿Habrá una limosma? ¿Serán capaces los dirigentes del fútbol argentino de garantizar una cláusula que obligue a los futuros licenciatarios a transmitir gratis y por TV abierta dos o tres de los principales partidos de la fecha?

Miren entonces a qué situación llegaremos. El pueblo otra vez estirando la palma para que gobernantes y dirigentes de AFA al menos depositen una moneda de 10 centavos en nuestras manos. Aquello que decía Eduardo Galeano: “andamos por el mundo mendigando una gambeta, un gol fabuloso”.

Como el de Tévez.