Si algo faltaba para confirmar el entramado de corrupción, robo y lavado de dinero que edificaron empresas privadas de comunicación y dirigentes del fútbol en las últimas décadas, fue el fallo de un jurado estadounidense y que gran parte de la prensa argentina ha silenciado.

En 2015 el gran escándalo conocido como FIFAGate (recuerden ustedes el Watergate y verán que de allí en adelante todo lo que tenga que ver con suciedad llevará la terminación Gate), destapó parte de los sobornos que empresas de TV pagaron durante años a dirigentes europeos, estadounidenses, centroamericanos y sudamericanos del mundo del fútbol. 

Varios argentinos involucrados. Dos fallecidos: Julio Grondona, ex presidente de la AFA y vice de la FIFA (su nombre debería ser retirado de cuanto sitio quisieron simbolizar rindiéndole homenaje en sus años de poder), Eduardo Deluca, del club Defensores de Belgrano y jefe del fútbol sudamericano durante décadas. Uno vive, Alejandro Burzaco (58 años) quien testificó durante 15 días como arrepentido para zafar de la cárcel, cuestión que logró en los Estados Unidos.

Burzaco, ex director de Torneos y Competencias SA, describió el complot internacional de empresas de televisión ​​para sobornar a los funcionarios de la Confederación Sudamericana de Fútbol y obtener los derechos lucrativos para transmitir la Copa Libertadores.

La periodista Nina Pullano en un artículo publicado en Courthouse News Service, un servicio informativo que se dedica a los litigios civiles en Estados Unidos, y que nos haría falta en la Argentina, contó que Burzaco aceptó declararse culpable en noviembre de 2015 y pasó a colaborar con la investigación para eludir una segura pena de prisión.

Ningún periodista argentino cubrió ese juicio y sólo Facundo Pastor autor del libro  “El Gran Arrepentido de la Mafia del Fútbol”, y el documental El Inicio del Fin - FIFA Gate, por el Bien del Fútbol  de la TV pública y el periodista Ezequiel Fernández Moore, han dedicado espacio considerable a esta vergüenza que además significa una pérdida de millones para el fisco argentino.

Para los periodistas que se llenan la boca de loas al empresariado estadounidense, o al buen comportamiento de los uruguayos, la misma boca no se las ha movido para decirnos que  Hernán López (argentino), ex director ejecutivo de Fox International Channels, y Carlos Martínez (mexicano), presidente para América Latina de la subsidiaria de Twenty-First Century Fox, estaban acusados de fraude electrónico y conspiración de lavado de dinero, junto a los miembros de la empresa uruguaya de marketing y medios deportivos Full Play (propiedad de los argentinos Jinkis). Esta compañía, según la justicia yanqui registraba los sobornos en una memoria USB en una caja fuerte cerrada, con los nombres de los dirigentes  Conmebol a quienes ponían nombre de autos: "Benz", "Fiat" y "VW".

Sólo esta frase del arrepentimiento de Burzaco debería dar años de náuseas en nuestra prensa: “El acuerdo era así: le pagábamos un millón de dólares a cada uno de los seis presidentes de las federaciones de fútbol, el llamado grupo de los seis, integrado por Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Paraguay. A eso había que sumarle 3 millones dólares más para el paraguayo Nicolás Leoz, por entonces presidente de la confederación. Y 3 millones de dólares más a los tres dirigentes mas importantes de Brasil que en ese momento eran Ricardo Teixeira, José María Marín y Marco Polo del Nero. Y para completar la operación debíamos sumarle 3 millones de dólares para Julio Grondona, entonces presidente de la Asociación del Futbol Argentino. El total ascendía a unos 15 millones de dólares para garantizarnos la exclusividad de los derechos de ese torneo. La idea era que ese sistema se repitiera para la Copa América Centenario de 2016 en Estados Unidos y para la Copa América de 2019 en Brasil”.

¿Quiere ver y escuchar algo de esto en la televisión argentina?

Espere sentado. Aquí, para los ricos, hay protección periodística.