Primeros…en el Mundial de la pavada periodística. El que se juega cada cuatro años, sobre todo por televisión, y se compite por ver quién dice la mayor cantidad de sandeces durante un mes.

Desde ya ni tenemos idea del descenso en facultades mentales de periodistas de otros países, pero casi tenemos la certeza de no tener competidores en el resto del planeta.

Cronistas que creen descubrir el mundo con el funcionamiento de los subtes en Qatar, boberías habituales a la hora de poner el micrófono a los y las argentinas que pasean por las calles de Doha, gansos y gansas enviadas especiales que para lo único que sirven es para juntar media docena de hinchas argentinos, o mexicanos, o brasileros, y hacerlos cantar frente a las cámaras, a sabiendas de que una nota así ya era vieja en 1970.

Si hubiese un canal para destacar ( es decir, quien rompiese la excepción con algún mínimo dominio del idioma) lo diríamos. Pero de punta a punta de los equipos que mandaron gente a tierras qataríes para realizar coberturas en la calle, todo es aburrido, todo es repetido.

Como si hiciesen méritos para elaborar la mayor cantidad de frases hechas, ni aún los acontecimientos especiales (pongamos el show de Ciro y Los Persas en un anfiteatro) les generó un deseo de mostrarnos una cobertura con datos, o con imaginación. 

Si ustedes ven esto, (link), seguramente opinarán lo mismo acerca de quién es más salame, el de allá o el de acá. Y se harán la misma pregunta ¿se puede ser tan previsible cuando uno está en un país donde las cosas que ocurren son tan distintas…

Y no estamos pidiendo que estén todo el día informando sobre el asunto más grave que ocurre en Qatar (violaciones a los Derechos Humanos, donde quiera que vayas), cuestión de la que deberían ocuparse cada tanto, pero al menos les pedimos poner el ojo en cuestiones serias y festivas de una cultura distinta y de tantas nacionalidades que se juntan para un torneo tan especial.

¿Y qué tal hacer investigaciones? Una vez más tiene que ser el insistente Gustavo Grabia (ver Infobae) quien desde acá visualice que hay unos cuantos barrabravas argentinas que se colaron y pasaron  los filtros para estar en el Mundial, pese a la FIFA y a las supuestamente severas autoridades qataríes.

Los que parecen tener el equipo de enviados/as más numeroso son los de Canal 13 y TN, con algún experimentado incluido. Pero ni así marcan las diferencias. Cada enganche desde Qatar con el piso en Buenos Aires, es un compendio de estupideces y supuestos ensayos sobre el comportamiento humano, que son para el diccionario universal de la vergüenza periodística.

Por eso nos queda el consuelo de los futbolistas. Que ellos levanten la Copa. Se la merecen. Los periodistas, la enterraron.