Las recientes muestras de desprecio hacia un par de periodistas, por parte de los organizadores del premio Balón de Oro en Francia y por parte de un sector de hinchas de Boca en el otro, no hicieron otra cosa que exponer el novedoso derecho de los pueblos a expresarse en contra (o a favor) del llamado “cuarto poder”. Es decir, contra nosotros. Es decir, las y los periodistas.

Durante mucho tiempo, y mal amparados en el derecho a la libertad de expresión, la prensa nacional intentó que se cristalice una capa de impunidad que cubriese al periodismo. Algo así como “yo puedo decir lo que quiero en los medios, pero si vos me atacás estás atacando a la libertad de expresión”.

Un absurdo sin pie ni cabeza. Una fanfarronada de una prensa que se creyó intocable por los siglos de los siglos. En nuestro paìs, algunas cosas empezaron a cambiar desde 2008. Por suerte.

No vaya usted a creer que esto ha terminado. Hay aún miles de periodistas deportivos que se sienten mal y se ponen como enojados cuando protagonistas del deporte o público en general, les dice lo que hay que decirles. A los ambiciosos y glotones del dinero, el adjetivo correspondiente. A los ignoranetes y mal hablados, el animal que se les parece o los supera. Y a los mal informados tendenciosos, los intereses para los que trabajan.

En Francia el palo fue para Flavio Azzaro. Por su críticas a Messi. La respuesta llegó al día siguiente cuando Azzaro, ciertamente con la cabeza gacha, respondió: “Me imagino que si es por el lado de Messi, él pensará: ‘Mirá lo que dijo este boludo’. Es lo que yo diría en su lugar, como cada vez que a uno lo critican y uno piensa que la critica es despiadada y dice: ‘Mirá lo que dice el boludo este’. Lo entendería perfectamente. Después, es lo que dije. No tengo mucho más para aportar”.

Una reacción aceptable. Admitir, al menos un poco, que hay el mismo derecho del otro lado a taparte la boca con palabras y con hechos, cuando uno es un periodista que pretende tener la voz sabia. Primer aturdimiento del periodismo.

Del lado de Vignolo (el episodio fue una bandera en la que se leía su apodo Pollo, pero escrito con el signo pesos),la respuesta del relator-conductor aún no la conocemos. La dirigencia de Boca, repudió el hecho.

¿Hasta dónde puede llegar el derecho de un hincha, ciudadano.a, o deportista a calificar a un periodista?

Mientras no se roce para nada la violencia, nos parece que hasta el infinito.

Eso se llama equidad, justicia, igualdad. O como sencillamente dice el refrán, “así como te digo una cosa, te digo la otra”.