La especial relación de una porción de la prensa con Caruso Lombardi, tan parecida a la relación con Ruggeri, ha convertido al técnico de Belgrano en el dueño de los títulos y los zócalos de unos cuantos medios de comunicación.

Alguna vez panelista, otras veces contratado, otras veces requerido al borde del arrodillamiento, la culpa no es de Caruso ni de su torpe oportunismo. La culpa de la violencia de Caruso es de los periodistas que lo consienten, se ríen a sus espaldas, lo gozan y disfrutan cuando están de frente y le hacen sentir el placer de sentirse estimado por abrir la boca…y boquear.

Tiene razón Caruso cuando cuestiona a dirigentes como Tapia. No tiene razón cuando lo compara con Grondona, ¡y Caruso eligió a Grondona!

Tiene razón cuando habla de arbitrajes malos. No tiene razón cuando cree que los arbitrajes malos se corrigen subiendo la voz hasta el límite de la guapeza de barrio que, en general, busca primero la cámara de televisión que la Justicia.

Lo sucedido en la cancha de Barracas merece un examen serio que difícilmente se dará en la AFA. Pero nada de ello habilita al entrenador de Belgrano a tomar cuanto leño se le cruza en el camino y arrojarlo a la encendida fogata donde se resuelven las cosas en nuestro fútbol. Más fuego sólo alimenta más violencia.

Los resultados injustos en el fútbol y los arbitrajes de bajo nivel suceden aquí y en Dinamarca. Suelen ser la minoría. En general, ganan siempre los mejores o quienes hacen mejor las cosas dentro de una cancha.

La edad de Caruso (en breve llega a los 60) y la edad de algunos periodistas que le han festejado todo no autoriza el retroceso a los tiempos de la irreflexión y el escándalo mediático.

Olé disfrutaba en esta horas y por eso “compraba” las entradas al show: “¡Tremendas bombas de Caruso” era el anuncio del diario deportivo para sintetizar las opiniones y las jactancias del DT después del escandaloso final, con vestuario destruido incluido.

Un buen periodista deportivo, y uno mejor de investigación, dedicaría las próximas horas a averiguar realmente qué pasó con todos los destrozos del domingo pasado en la cancha de Barracas. 

Otro, mejor periodista aún, empezaría otra investigación dedicada a comprobar si integrantes del sindicato de Camioneros estaban sin justificación en el estadio y agredieron el pasado sábado a alguien de la delegación cordobesa.

Y si Caruso asegura que Tapia dijo que a Belgrano lo iban a cocinar un buen periodista buscaría que aporte las pruebas, así de una vez por todas se puede exigir la renuncia de Tapia a la AFA.

De lo contrario, la bravuconada de Caruso “si me dan más de cuatro fechas, renuncio”. Debe cumplirse.

El otro periodismo, no adulón se lo agradecerá.