Favio Orsi, técnico de San Martín de Tucumán tiene Coronavirus. La semana pasada, después de la confirmación de la mala noticia, puso un mensaje en su cuenta de Twitter: “Seamos concientes, no quemen barbijos. Mi hermano, mi vieja y yo estamos aislados, y con un dolor inmenso de tener a mi viejo con respirador en terapia intensiva con el peor de los pronósticos. No hay adjetivo calificativo que pueda describir tanta maldad !!!! Dan asco!!!!".

Cuando esta columna se escribe, una nota de Boca vuela hacia la Conmebol solictando una autorización especial que permita llevar a Paraguay jugadores que dieron positivo en su control de Covid 19. El jueves, Boca jugará, si se puede, con Libertad por la Copa Libertadores. En un simple partido de fútbol.

Alguien podría describir esta situación de enviar cartas con semejante desatino como un viva la pepa. Los más jóvenes dirían, “esto es joda”.

Orsi, en su afán por invocar un llamado a la cordura y la seriedad, se coloca en la misma línea que la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva: "Sólo le pedimos a la sociedad que reflexione, y que cumpla con tres simples pero importantes medidas, recomendadas científicamente: distanciamiento social (permanecer a más de 1,5 metros), uso de tapabocas (cubriendo nariz y boca), lavado frecuente de manos (con agua y jabón o alcohol en gel), no aglomerarse, no hacer fiestas, ¡no desafiar al virus, porque el virus nos está ganando! Les suplicamos no salir si no es necesario". Lo escribió el encargado de comunicaciones de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. Los médicos que más combaten cara a cara esta peste.

Un puñado de insensibles, a quienes no les importa Orsi, y al parecer con el mismo desequilibrio que los dirigentes de Boca que mandan la nota a la Conmebol, se concentran en el Obelisco, cuando se les da la gana, para desatar su aglomeración del odio y extender el coronavirus en la Argentina. 

¿Cuántas muertes por coronavirus se evitaron por las medidas de distanciamiento?  

No tenemos indicadores. Los habrá en un tiempo, quizás.

Pero al contrario, hay algo que sí sabemos, por boca de los profesionales que han estudiado toda su vida a las epidemias y a las muertes. Si seguimos la tendencia histórica de muertes de la Argentina y otros  países con las actuales, las muertes por Covid en el mundo – de no haberse cumplido las medidas recomendadas- podrían ser más altas que las contabilizadas. Es decir, un daño mayor que el hoy registrado.

Entonces, tomando las estadísticas, no hay dudas que son muchas las vidas que se han salvado. El promedio de muertos por millón de habitantes es más bajo en los países con cuarentena (aunque sea alivianada) que aquellos que han sido más flexibles en el confinamiento 

Sin esas medidas los muertos por Covid –dicen-  rondarían los 5 millones y los sistemas de salud hubiesen volado por los aires.

Orsi tiene razón. Pero en la opulenta Ciudad de Buenos Aires, los que fueron al Obelisco, los dirigentes de Boca y quienes aplauden estas dos últimas conductas insisten con un desborde que Discepolo ya definió: “despliegue de maldad insolente”.