Ya está. Se terminó. Y al final de cuentas, ninguno de los millones de periodistas que por todo el mundo se pasaron quince días hablando de Messi y su salida del Barcelona, acertó.

La respuesta más Messi de todas, vino de la única boca capaz de dar en el centro. El muchacho de 33 años de las piernas endiabaladas, dijo “Nunca iría a juicio contra el club de mi vida. Me dio todo y yo también di todo y nunca se me cruzó por la cabeza terminar haciendo juicio al club para poder salir”. El periodista Ruben Uría de Goal, tuvo la primicia. La infame cláusula de rescisión que habla de los 700 millones de euros que debe pagar de indemnización, había triunfado, por ahora.

Pasaron dos semanas al menos sin que el más leve o el más profundo periodista deportivo haya escrito o dicho algo interesante sobre Messi, las relaciones laborales de un futbolista y su club o las oscuras y siempre esclavizantes metodologías de la FIFA en el planeta.

Mientras tanto aquí, en esta parte del circo, la Argentina y su prensa aportaban lo suyo. Es decir, bla bla incoloro.

Un medio digital que se precia de tener más clics (y menos periodismo) hizo una absurda nota llamada “El silencio de Newell`s” en la que reclamaba que el club rosarino se pronunciase sobre la probable partida de Messi del Barcelona. “Desde que se detonó la bomba en España sobre su inminente alejamiento no hubo declaraciones por parte de Cristian D’Amico, vicepresidente que tutela todas las áreas de la institución. Soñamos con Messi, claro que sí. Cuando se dio lo de Maradona nos decían que era una locura y vino”, fue lo que expresó el encumbrado directivo en una de sus últimas entrevistas públicas”.

¿Qué creía Infobae que tenía que decir Newell´s? Se trata de la famosa y maldita “no noticia”, o la habitual orden de “escribí cualquier pelotudez para llenar espacio”.

En el otro portal que le hace competencia gris a Infobae, la prescindible pluma de Edgardo Martolio, quien no puede deshacerse de su pasado entre los años 1976-1983, pedía desde Perfil la cabeza del padre de Messi: “Si alguien debe ser sometido a un juicio moral o periodístico es Don Jorge, su rosarino papito, que en esta novela no es un simple matador por encargo, es el capo di tutti capi”.

Sumaron sus bochornos, cada uno a  su manera, Martín Liberman diciendo que “ aquí no hay víctimas , acá hay un hombre grande, padre de familia, que se quiso ir desconociendo lo que tenía firmado” o Mauro Viale, capaz de tachar con machismo la opinión de su compañera Liliana Caruso en A24 bajo la sentencia: “Te voy a contar la filosofía del fútbol porque ustedes son mujeres”, cuando ella opinaba sobre el caso Messi.

Así, mientras vamos camino al embrutecimiento general, aún apostamos a las nuevas generaciones, a las de periodistas que sepan que si algún día pasa lo mismo, ya es hora que la prensa comprometida presente batalla a favor de las libertades y que si Messi o cualquier jugador de la Tierra quiere irse a jugar a otro lado, puede hacerlo.

Messi pudo tomar una decisión.

Tenía todos los derechos.

Como lo hizo uno de los más grandes y más dignos: Jean Marc Bosman.

En caso de no saber quién es, rompa el vidrio, metase en Internet. Y bienvenido al conocimiento.