Opina Deporte

Belén Casetta ya está en el olvido. Y el atletismo argentino también.

¿No hay más cronistas atentos en la prensa argentina? ¿No hay más quienes observen un hecho sencillo y luego lo conviertan en cuento fascinante?

Al fragor del Caso Centurión aparecieron las más diversas especies que pueblan el zoo del periodismo deportivo argentino. En realidad subespecies del gran zoo que habita en los medios.

La desesperación por encontrar una noticia que valga la pena llevó a nuestro periodismo deportivo a sudar la gota fría en estas vacaciones invernales. Los suplementos deportivos y los noticieros de TV no hacen más que hablar de transferencias intrascendentes y dedicarles toneladas de mal tiempo al fútbol de otros continentes.

¿Cuál ha sido el gran mal del deporte argentino de las últimas décadas? Sin duda, la falta de dirigentes. O para ser más precisos: la ausencia de austeridad y buen manejo en la casi totalidad de las instituciones.

Parecía la nota sensación del año. Terminó en la nota bochorno del año.

¿Debe ser incluida la cobertura periodística del casamiento de un futbolista en la sección Deportes? ¿Se deben ocupar de estos asuntos los periodistas deportivos?

A unos cuantos personajes de Boca les cuesta tanto disfrutar que prefieren trasladar sus angustias a quienes desde afuera saben de sus festejos. Y maldicen. ¿qué les pasa a algunos protagonistas del Mundo Boca que no pueden celebrar sin quejas, lamentos o miradas hacia otros equipos?

Quienes de un lado o de otro manejan los piolines del fútbol en la Argentina compiten entre quienes hacen las cosas peor que el otro.

Ocurrió apenas empezaba el día del periodista. Nunca mejor. Esa mañana del 7 de junio, el periodista de Clarín Horacio Convertini, nos conquistó con su columna crítica sobre nuestra querida profesión dedicando unos párrafos a la raza complicada de los neo-relatores de fútbol.