Diciembre, calor, medios que publican balances, gente que hace sus balances en las redes, año puesto en perspectiva cuando suele faltar en general entre un 7 y 8,49% del período en cuestión. Siempre me pareció extraño hacer balances a principios de diciembre. ¿Al año siguiente consideran diciembre del año anterior? No, no lo hacen. Ahora no hacen balances de doce meses que van de de diciembre 2016 a noviembre 2017. Es que no vende eso, es complicado, pierde la elegante simplicidad del “2017 en perspectiva”. Así las cosas, diciembre es sacrificado, porque parece que no vende hacer balances cuando ya terminó el año, que sería lo lógico. Pero no importa la lógica, y como suele suceder con “las fiestas de fin de año” que empiezan en noviembre, los medios se apuran por salir antes que los otros con sus balances y aledaños.

Mientras escribo esto, en Twitter aparecen más críticos promocionando sus listas de “mejores películas de 2017”. ¡No terminó, no terminó, faltan varias semanas! Y recuerdo que Drácula de Coppola se estrenó a fines de diciembre en Argentina (Imdb dice que fue en enero, pero yo lo recuerdo así, en diciembre). Y entonces veo que Bram Stoker’s Drácula tiene 57/100 de promedio en Metacritic. Y no puedo creerlo. ¿Cómo no les gusta, en promedio, Drácula? ¿Cómo es que no consideran diciembre para el balance? ¡Una de las doce partes en las que está dividido el año! No es exactamente la doceava parte, porque los meses no son todos iguales en cantidad de días. Encima es una de las partes grandes, porque tiene 31 días: en un año no bisiesto diciembre representa el 8,49% del año. Pero a nadie parece importarle, y se descarta todo un mes. A veces los críticos ven antes los estrenos, pero… ¿todos los del mes? Claro, publicar un balance en enero no tiene tanta repercusión, pero sería lo más justo. ¿Publicarlo en los últimos días de diciembre? Sería una solución, más elegante, pero se dice que la gente está en otras cosas en esos días festivos. De todas maneras, ¿qué votamos como estrenos del año? La semana pasada en La Nación publiqué -¿se dice publicar si es solamente en digital?- una nota sobre la cantidad de estrenos y sobre la dificultad de saber, en muchos casos, qué cosa es un estreno y qué no lo es (link) ¿Se estrenó Your name, la película japonesa de Makoto Shinkai en Argentina en 2017? Yo creo que sí. ¿Los estrenos de Netflix, producciones originales cinematográficas que no pasan por los cines salvo por algún festival, son estrenos de cine? Por otra parte, cada vez hay más encuestas que hacen votar a críticos de diferentes países, en los que se estrenan películas distintas, ¿cómo sistematizar eso? ¿Las películas en cuestión son todas las exhibidas por primera vez en un año, aunque sea solo en festivales y sin lanzamiento comercial? ¿Deberíamos preocuparnos por todo esto? Al fin y al cabo, las listas de fin de año -o, mejor dicho, de fines de noviembre o principios de diciembre- suelen tener en general varios buenos títulos, casi siempre mejores que las cosas que premian en los Oscars, que tienen reglas muy claras sobre qué es lo que se considera nominable y votable. Y ahí uno se acuerda que Moonlight, la ganadora del último Oscar a mejor película, tiene 99 sobre 100 de valoración promedio en Metacritic. Es decir, Moonlight sería, según ese criterio, mucho mejor que Drácula de Coppola. Y ahí recuerdo que Drácula tuvo algunas funciones en salas de cine este año (¿la voto como estreno?). Y me digo que la vería muchas veces. Quizás este año Moonlight esté en listados de críticos argentinos, porque aquí se estrenó en 2017. En Estados Unidos estuvo en listados el año pasado. Y ahora, a meses del Oscar… ¿verían de vuelta Moonlight? A poco más de un año de su presentación, Moonlight ya parece una película vetusta. Drácula, en cambio, sigue siendo una película a la que uno quiere volver porque su potencia poética permanece, entre otras cosas. Quizás habría que votar las mejores películas de un año cuando haya pasado el tiempo, para que las valoraciones se asienten y para que veamos lo que nos perdimos. Así, por ejemplo, en estos días votaríamos las películas de 2012, con acceso similar para todos los críticos del mundo, y con reglas claras en cuanto a qué cosa es un año, con los 12 meses respetados. Claro, a quién le importaría revisar hoy el año 2012… Importa el 2017. Ok, pero... si nos importa el 2017, ¿por qué despreciamos tanto su último mes?