12,6 millones: se afirma que en el primer trimestre de 2017 se vendieron más entradas de cine que en cualquier primer trimestre desde 1997, que es desde cuando se habla de “historia moderna” de los cines, desde cuando dicen que se miden los números “seriamente”, según la valiosa página cinesargentinos.com. Pero a esta noticia que fue replicada ampliamente le discutiría para empezar el título: que diga “de la historia” se presta a confusión, aunque después se aclare.

Además, quiero hacer algunos comentarios sobre este párrafo de la nota en cuestión: “Esto es el mejor primer semestre de la historia moderna de los cines, porque desde 1997 cuando se comenzó a medir de manera seria a los cines nunca hubo una cifra similar. Previo a eso solo habría que ver que pasó en la década del 70 donde había muchos cines, aunque no tantas salas como hoy día, y fundamentalmente la diferencia es que en ese entonces los estrenos tardaban meses en estrenarse en todo el país.” La cantidad de salas de cine habría que verla, pero ese número sería de todos modos incompleto, un tanto aislado. Básicamente, las salas de los sesenta y de antes, de los setenta, de los ochenta y hasta principios de los noventa (cuando ya habían cerrado unas cuantas) tenían muchas -pero muchas- más butacas en promedio que las de las salas de hoy. Traten de conseguir, hoy en día, con una sola sala de las que funcionan regularmente como cines en la Ciudad de Buenos Aires, 31.050 espectadores en una semana. No van a poder, podrían llegar solamente llenando todas las funciones del Gaumont 1 (Ex INCAA, ahora Cine.ar), a razón de ocho funciones al día, y los cines no dan ocho funciones al día. 31.050 con una copia, una sala: esos espectadores consiguió El silencio de Ingmar Bergman en el cine Luxor de la calle Lavalle, en una semana (con 5 o 6 funciones al día). Imaginen la capacidad de la sala, o saquen la cuenta (y el Luxor no era de los más grandes). La información sobre El silencio -también sobre los escándalos de la censura- está publicada en una revista Primera Plana de la época, con foto del director sueco en la tapa.

Por otro lado, en esta publicación (foto abajo) del Instituto Nacional de Cinematografía del año 1989 (antes el INCAA era INC) hay cifras del período que promete la portada. El total de espectadores de 1984: 59.529.539, de 1985: 51.414.098, de 1986: 52.773.538. El total de espectadores de 2016 fue de 48.807.571, con un primer trimestre de 11,8 millones. Si proyectamos a todo el año 2017 el crecimiento del primer trimestre, nos da un poco más de 52 millones de espectadores, lo que indicaría que en 1984 el primer trimestre debió estar bastante por encima del de este año (no tenemos las cifras trimestrales de 1984). En 1984, por otra parte, se llegó a estas cifras con una población mucho menor a la de hoy, por lo cual la cantidad de entradas vendidas por habitante fue aún mayor. Y, además, con una concentración mucho menor en términos de taquilla. Es decir, las películas más vistas de esos años no se llevaban un porcentaje tan alto del total como hoy en día: el público se repartía mejor entre los estrenos, y estos eran más y más variados en su procedencia. En el período 1984-1986 entre el cine italiano y francés sumaron 255 estrenos, y los del cine estadounidense fueron 518. Esa proporción nos resulta tremendamente inalcanzable en la actualidad. Que este primer trimestre haya sido récord probablemente desde 1985 (de 1987 a 1997 la taquilla de cine vivió en un casi continuo deterioro) es una gran noticia, pero necesitamos más contextualización periodística y cruzar más variables, para así poder entender mejor y pensar hacia el futuro con mejores herramientas informativas.