Juror #2, Juror Nº 2, Jurado #2, Jurado Nº 2, Jurado nº 2. La última película de Clint Eastwood, desde el título, se plantea como una molestia, como algo que no encaja. En Wikipedia el título de la entrada es “Juror No. 2”. Y luego puede leerse que “el título correcto de este artículo es Juror #2, pero, debido a limitaciones técnicas, no se puede representar correctamente”. Si uno investiga las “limitaciones técnicas”, dice así “Caracteres prohibidos. Los títulos de los artículos no pueden contener los siguientes caracteres: # < > [ ] | { }”. Una película difícil para ser comunicada, para ser vendida, ya desde su mismo título. Dicen que más de un espectador más bien desatento -la mayoría de los espectadores posibles- no quiso ver la película porque “no había visto la primera parte”.
También puede pensarse que esta película, que conecta con 12 hombres en pugna, (12 Angry Men) de Sydney Lumet, necesitaba también un número en su título, uno que compartiera con los de esa película de 1957, de la que ya pasaron casi setenta años. Casi setenta años y sin embargo, cuando se estrenó, Clint Eastwood ya llevaba algunos años de carrera actoral y ya tenía más de un cuarto de siglo de vida. Desde hace muchos años, desde hace muchas películas, que se viene pensando en que estamos ante “la última de Clint Eastwood” como director, y hasta se ha dicho -menor cantidad de veces, claro- que tal o cual era la última de Eastwood como actor. Esta vez, sin embargo, parece más probable que Jurado #2 haya sido, efectivamente, la última de Eastwood. La última película, como se tradujo The Last Picture Show de Peter Bogdanovich, que nos contaba -entre muchas otras cosas- la última función de un cine (Bogdanovich elegía la elegía).
La última película de Eastwood, el largometraje número cuarenta como director. Número redondo. A pesar de todo eso y de la llena de esplendores carrera de Eastwood, Jurado #2 tuvo un estreno bastante limitado en cines en varios países. En otros, como en este, ni siquiera pasó por las salas. Bueno, se puede ver una y otra vez “en plataformas”. Y mejor ni nos pongamos a pensar en cómo cambiaron las posibilidades para ver películas desde que Eastwood empezó a trabajar en el cine.
Juror #2 es, claro, una molestia, una película que no encaja por otros motivos: es una película judicial que cree en el principio de inocencia, así como lo era El caso Richard Jewell, menos judicial y más centrada en los medios de comunicación y sus repercusiones. Sobre esa película del año 2019 y sobre las consecuencias de la estupidez y los crímenes del año 2020 escribí aquí mismo. Jurado #2, la última película de Eastwood, basada en un guión de Jonathan A. Abrams. En un guión, en realidad el primer guión de este señor, o al menos el primero que se convierte en película. La última película de un director, el primer guión de un guionista. Otra señal del señor Eastwood en cuanto a legado, herencia, testamento. Eastwood ya hizo muchas películas que pueden considerarse un testamento y sobre eso escribí varias veces, en diversos lugares.
Jurado #2 es una de esas películas que marcan su tema desde el inicio, por eso vemos a la justicia ciega y en representaciones diversas (la mujer del protagonista vendada). Eastwood y los símbolos, los puentes de sentido, la comunicación con su público: lo mismo pasaba con el rostro blanco y negro de Nelson Mandela (Morgan Freeman) en Invictus. Juror #2: película tensa, sobre héroes y tumbas, o sobre muertes, vidas y heroísmo esquivo. Película tensa, atrapante (como se decía antes), apasionante. De esas para salir hablando después de verla en el cine. Y caminar. No fue posible. Pero sí es posible algo impensado: el legado de Eastwood también quedará en formas de actuar, en gestos de los personajes. En esta película magistral y noblemente taimada, el alter ego de Eastwood es sorprendente, pero está anunciado en el gesto de la fiscal Faith Killebrew (la monumental Toni Collette) cuando el abogado defensor le dice que es “política”, a los doce minutos de película. Ahí, en esas arrugas, en esos ojos entrecerrados y con furia, está el espíritu actoral de Eastwood. Gracias, maestro.