No hay caso, como le pasaba a Juan -en realidad Sebastián-, el personaje interpretado por Gastón Pauls en Nueve reinas de Fabián Bielinsky, con la canción de Rita Pavone, nunca logro acordarme del nombre del director de Héroes. No hay manera, siempre tengo que buscarlo. Ahora, para buscarlo, lo hice yendo hacia atrás en la filmografía de Maradona, esa que incluye una película en la que trabajé: El día que Maradona conoció a Gardel. El director de Héroes: El film oficial de la XIII Copa del Mundo fue Tony Maylam, un inglés. Me voy a volver a olvidar, seguro, y me voy a olvidar que lo olvidé justo cuando quiera recordarlo. Pero no me olvido de en qué cine vi Héroes, una película que parece haberse estrenado en muy pocos países en salas de cine. Pero en Argentina sí se estrenó, y fue un estreno grande, y la vi en el Gran Rex en el verano 86-87 y fue vibrante, emocionante, inolvidable, y yo tenía 13 años.

Los grandes jugadores que se presentaban en Héroes eran algo así como titanes, y me acuerdo de Michel Platini, ese jugador con aspecto de frecuentador de bar de un policial con Belmondo. Platini había sido fundamental para que yo sufriera mucho el 8 de diciembre de 1985 viendo cómo la Copa Intercontinental se la quedaba Juventus -inmerecidamente, porque la épica estaba del otro lado- frente a Argentinos Juniors. Recuerdo también al admirado Enzo Francescoli. Y recuerdo que Maradona tocaba el piso, elongaba, se persignaba, y sonaba “Me das cada día más” de Valeria Lynch. Héroes era una lección contundente de montaje efectivo, de golpes al corazón. Tal vez eso era el poder del cine, para una película que ni siquiera era del todo “cine”, o por lo menos así lo entendíamos en ese entonces. Héroes era sobre todo un evento especial para seguir recordando México 86, ese mundial que estuvo en riesgo de no hacerse por un terremoto, para que yo siguiera recordando dónde estaba el televisor en mi casa: en un ambiente redondo, nada menos, una cúpula de un departamento a una cuadra de la Plaza Congreso (sí, se llama de otra manera, pero a quién le importa). Es curioso que el título original de Héroes sea Hero, en singular, y que ese singular estuviera claramente dedicado a definir a Maradona. No, no es curioso que la película lo considerara así: lo curioso es que justamente aquí se haya estrenado con ese plural. 

Recuerdo la noche, hace poco más de un año, en la que fuimos con Magdalena -hincha de Gimnasia- a ver el estreno de la película de Asif Kapadia en Cannes; Maradona había cancelado su presencia pocas horas antes. Recuerdo ver Argentina-Grecia en el Cinemark-Palemo en 2010, cuando se pasaron algunos partidos en salas de cine. Hay muchas apariciones de Maradona en películas, y hay varias películas sobre Maradona y alrededores, y vendrán más, sobre todo series. Pero si hablamos de cine y Maradona es imposible soslayar que el más maradoniano de los directores fue creado, o salvado, por el propio Maradona: el napolitano Paolo Sorrentino, que no murió en 1986 junto a sus padres porque no fue a pasar unos días a la montaña porque logró quedarse en Nápoles para ver un partido. Sorrentino le dedicó el Oscar que ganó por La grande bellezza a Fellini, a Scorsese y a Maradona, trío de intensidad flamígera. Sorrentino puso a actuar -igualito a Maradona- a Roly Serrano en Juventud. Sorrentino debutó en el cine con L’uomo in più, una película sobre un cantante y sobre un técnico de fútbol que planteaba un esquema generoso, ofensivo, delirantemente expansivo. Expansión, generosidad, emoción, ese juego riesgoso: el cine de Paolo Sorrentino es uno de platos fuertes, de sensaciones poderosas. Manierista y maradonista convencido, Sorrentino irrita, provoca, desorienta y -es curioso- hasta ofende e irrita a muchos críticos de cine que suelen referirse a Maradona como “Diego” o “el Diego”. A mí el cine de Sorrentino me fascina, me encanta -literalmente- y siempre me referí a Maradona como Maradona (así le decía mi papá, que siempre se refería a los jugadores por su apellido, y que me llevó tantas veces a la cancha a ver a Argentinos Juniors). Es curioso: la única vez que me referí a Maradona como Diego fue en persona, cuando le ofrecí comida y bebida en el rodaje de El día que Maradona conoció a Gardel.