Lunes. El cine me parece una pérdida de tiempo. Prefiero leer sobre cine que ver cine. Las películas, por lo general me aburen. No todas, claro. Las que no me aburren me dan ganas de escribir. En 1793, al sur del Gran Ducado de Posen, se dio la última ejecución documentada por caza de brujas en Europa. Pero en 1836 una presunta bruja fue sometida a la Prueba del Agua por pescadores de la península de Hel. Como la bruja no se hundía, la ahogaron a la fuerza. (Leo esto en wikipedia pero las fechas de existencia del Ducado de Posen no coinciden. Como fuere todo es demasiado verosimil.)

Martes. Vi Orgullo y prejuicio y zombies. Me gustó. Está bien hecha en lo formal y muy bien hecha la amalgama entre la historia de amor decimonónica y el personaje coral del zombie. La introducción contando la historia de Inglaterra con zombies me gustó mucho, también las referencias a China y Japón como mecas de las artes de matar y la voz distorsionada de Darcy. Me pareció muy acertado que se les negara la redención a los zombies, aun a costa del peligro de la extinción humana. Esos zombies con los cuales se podía convivir pero con los que los protagonistas, ingleses al final, deciden no pactar a riesgo de condenarse a la extinción. Cae Londres. Los zombies hablan, son medianamente urbanos y domesticables, pero todo se va en el amor y la raza. Ideológicamente no es Disney la película, sino una visión neta del imperio británico. Con el diferente que amenaza no se pacta, se lo extermina. Así son.

Miércoles. Leo el Evangelio de Marcos, en una pequeña edición que trae un prólogo de Nick Cave. La traducción es la de Casiodoro de Reina, la Biblia del Oso. Cave se luce en el prólogo. Googleando encontré que en el 2005 escribí sobre ese libro. Lo había olvidado. “El Evangelio según San Marcos –escribe Cave– se puede equiparar a un manojo de huesos en el que la información se muestra tan cruda, magra y dotada de nervio que la narración sufre de una melancolía cimentada en la ausencia.” Cuando las clases dominantes ya no pueden sacarle más nada a las clases populares comienzan a cuestionarles su derecho a creer. En un mundo que todo el tiempo quiere ser laico, indiferente y frío, escucho canciones que hablan de creer, de sacrificios y de tener fe. Push the sky away canta Cave.

Jueves. Donde hay lengua hay pícaros y donde hay pícaros, hay picaresca. Y tanto la lengua como la picaresca son agresivas. No existe la picaresca de la corrección.

Más tarde. El mundo es indiferente y orgánico, y nada o muy poco pasional. Las redes sociales son el terso y tibio triunfo de la subjetividad autoerótica en un mundo mecánico.

Viernes. Moonland de Nick Cave puede ser un tema sobre cualquier cosa. sobre la redención, sobre el pecado, sobre el deseo de ser puro o sobre el despecho. Sobre Dig, Lazarus, dig! una reseña de NME dijo que era “un apocalipsis gótico psico-sexual.” Lo leí en Wikipedia. Es una descripción acertada.