Lunes. “Monta tu película a medida que la filmas. En ella se forman núcleos (de fuerza, de seguridad) a los que se aferra todo el resto.” Bresson da ese consejo. Creo que sirve para escribir novelas o ensayos. Hay que hacer planes pero también sirve ir entendiendo, descubriendo, la historia a medida que se escribe. Sí, sirve ir leyendo sobre el tema mientras se escribe. Se corre el riesgo de meter la pata, pero da mucha fuerza. Es lo más parecido que tenemos a la música, a la improvisación. Una lenta improvisación. Ir descubriendo detalles, datos, giros y hacer piruetas para meterlos en la trama o en la argumentación. (Aunque la ficción es más plástica, y más receptiva, que el ensayo.) Dicho rápido, esos “núcleos (de fuerza, de seguridad)” son los que sostienen todo y no se pueden premeditar y parecen bastante imprescindibles. Me tienta llamarlos “núcleos de verdad.” ¿Por qué? Un texto sin verdad, siempre, al final, va a ser una mierda. Y para la verdad se necesita ser fuerte, en lo físico, y en lo emocional.
Lunes, más tarde. Sigo. Escribir una novela es un acto sin sentido. No tiene sentido ni social, ni económico, ni ninguno dentro de los límites del capitalismo de servicios digital del siglo XXI. Es un acto narcisista. Y ni siquiera. No sé por qué escribo novelas. Supongo que porque en algún momento me gustó leerlas. La crítica es diferente. La crítica es necesaria, siempre.
Martes. En el resumen de las expensas del departamento en el que vivo ahora se lee: “...y esté siempre atento a la puerta. Es preferible pasar por maleducado a vulnerar la seguridad del edificio.” O sea que ese papel burocrático me ordena sin muchas sutilezas que sea maleducado. Después de un siglo XX aterrador, donde el hombre fue sometido a las más inimaginables crueldades, hoy en el siglo XXI el sentimiento que rige nuestras más ínfimas relaciones mercantiles es el miedo. ¿Existe una teoría crítica del miedo? Si no existe habría que escribirla. El miedo y el aburrimiento, rectores del siglo XXI.
Miércoles. ¿Quién escribe las síntesis de las películas y las series de Netflix? Esa es la literatura menor, no Kafka.
Jueves. Releo Estupefacto, el breve tomo que recopila historietas de Lucas Varela. Los dibujos son excelentes, humor negro, mordidos punks. Tiene un payaso cínico que entra en Internet a ver cadáveres infantiles y un Pinocho pederasta que escapa del infierno volviendo a nacer.
Viernes. Soñé que bajaba a una mina con un veterano de la guerra de Malvinas con el que a veces hablo. Bajábamos en un ascensor y yo tenía miedo de que el techo cediera y nos aplastara. Él sonreía.