Viernes. Ayer murió David Lynch. Mala noticia. Sus películas y su semblante como artista siempre me inspiraron. Los Ángeles se quema en su honor. Escucho la Partita para teclado número 2 de Bach tocada por Martha Argerich que acentúa los matices románticos de la pieza.

Más tarde. Elon Musk no saludó la partida de David Lynch porque Elon Musk es un personaje de David Lynch.

Sábado. Vimos Crumb con Cecilia, el documental de Terry Zwigoff, producido por Lynch. Cada vez que lo veo me gusta más. Por mi cuenta me dediqué a explorar Netflix. Vi 13 hours, una de soldados mercenarios que defienden una posición de la CIA en Libia. Y me gustó más de lo que esperaba. También vi El ecualizador 3 que pasa en Italia y donde Denzel lucha contra la Camorra. Bien. Y Land of bad, una donde Russel Crowe maneja un drone y guía a un trooper de la USA-AF en Filipinas. La película está construida sobre la acción en el terreno –válida– pero también sobre la forma de hablar –o lo que entienden los guionistas que es la forma de hablar– de los militares del siglo XXI. Las dos partes de la película están bien hechas.Más tarde, casi de madrugada, vi una donde Cameron Diaz y un negro son agentes de la CIA y deciden dejar su vida de aventuras para criar a sus hijos. Los descubren y empieza una larga persecución, piñas, tiros, etcétera. En un momento, Cameron Diaz, convertida en ama de casa, le pregunta al negro: “¿No extrañás empezar un golpe de estado en algún lugar de Sudamerica?” Todas esas películas me gustaron por algún detalle, alguna actuación. Ahora bien, ¿por qué Netflix banca la CIA con tanto énfasis? ¿Pasa algo? Bueno, siempre está pasando algo. De hecho, es lo que se dice cuando empieza la de los rangers que se meten en Filipinas. Siempre en algún lugar del mundo hay alguna acción armada de USA. Todas estás historias están excelentemente narradas y los personajes bien construidos. Todas tienen un punto de inflexión donde el que mira se identifica con el héroe. Cuando le comento la presencia de la CIA en Netflix a Cecilia, me dice que es el algoritmo que identifica mi gusto y me propone. ¿Eso quiere decir que en algún lugar de la plataforma hay películas a favor de la liberación de los pueblos oprimidos del mundo? Lo dudo. “Sin épica no hay nación. Sin nación no hay emancipación” escribió Guillermo David en un artículo en Página/12.

Domingo. ¿De qué se trata firmar? Pappo lleva a la casa de música Blues una caja Marshall para vender. Apenas lo ven entrar, llaman al dueño. Se saludan y Pappo le pregunta a cuánto se puede vender la caja. Ya no la usa más pero está en excelente estado. “10 mil pesos” le dice el dueño de Blues. Entonces Pappo ve otra caja, casi igual, firmada por Walter Giardino. “¿Esa cuánto se vende?” El dueño de Blues le responde: “15 mil.” Pero es igual… “Bueno, pero la firmó Walter Giardino.” Pappo le propone entonces firmar la suya. Traen un marcador, Pappo lo agarra, piensa un segundo y escribe en su caja Marshall: “Walter Giardino.”

Lunes. Me llama Julio Schwartzman por teléfono y hablamos de Martin Fierro, de César Aira, de la política de los años 60, del golpe de 55. Creo que esa es su forma de saludarme y preguntarme cómo estoy. Recordamos también –yo le recuerdo, más bien– viejas clases en el edificio de la Facultad de Filosofía y Letras tiene en la calle 25 de mayo. Pese a que ya tiene sus años, la voz de Julio es la misma de siempre, juvenil y achispada. Hablo con Robles que me dice que está volviendo a leer Los hermanos Karamazov y que no sabe por qué no estuvo releyendo eso en vez de leer tantas porquerías. Lo envidio. Compré Los años 20, primero número de una revista hecha por chicos de menos de treinta años. Leí un poco. Me gustaría hacer una reseña general. Por lo que veo, la revista gira sobre dos preguntas, qué forma tiene lo que hacemos y cómo lo hacemos o lo vamos a hacer. Me parecen preguntas válidas.

Martes. En la librería La Teatral del Bajo Belgrano pusieron una mesa afuera con libros a tres mil pesos y un cartel que dice: “More stuff you don't need.”

Miércoles. Llevaría una vida escuchar a Wagner como se lo merece, pero qué vida. Santiago Festa von Neufforge “Dios creó este universo por el Logos.” Es una frase simple y enorme a la vez.