Viernes. Como epifenómeno de la modernidad, las redes sociales maduran hacia Sade. Libertad de exploración y comunicación libre de represión... Es una suma que siempre termina dando la figura del Marqués. Temo que mi libro La masa y la lengua haya quedado muy viejo, como una postal que mandó alguna vez una tía y aparece en un cajón. En realidad, lo sadiano es una descripción de Twitter. Y quizás de Wasap y Instagram. Twitter tiene ese marcado efecto: reducir todo, llevarlo a lo mínimo, simplificarlo, y luego pervertirlo. Como red social de la lengua ya es un exo-cerebro para muchos de sus usuarios. Robles dice que el germen sadiano ya estaba ahí desde el principio. Y desde luego, si estrangulás el logos hasta cierto punto siempre llegás a Sade. Estoy seguro que Elon Musk lo aceleró al quitar las reglas comunitarias que te permitían seleccionar a quien leer. (Cada época tiene esas formas de interrupción, corte, desprecio y ansiedad, se dijo de la gaceta mercantil y se dijo del zapping televisivo, son formas que encarna y desarrolla nuestra neurosis y nuestra tecnología, tampoco tanta alharaca…) Pero sí, Elon Musk y la conversión de Twitter en X responde al teorema entrópico de la plastilina. Como Elon Musk es un adolescente, casi un infante, no lo conoce. El Teorema de la Plastilina: voy a juntar todo los colores y a tener una masa arcoiris. No, juntás todo, sin límites, y da gris. Si no hay jerarquía, si no hay bordes discernibles, todo tiende a lo gris, a cero, pierde su identidad.
Más tarde. Los Ángeles se quema. Un incendio se descontroló al punto de que incineró barrios enteros. Hay 150.000 evacuados. Se cierran accesos. Los que escapan abandonan sus autos en las autopistas. El FBI local traslada su centro de operaciones de emergencia al sur. Veo fotos de escombros y autos quemados en la costa de Malibú. Al parecer, el cartel de Hollywood ya no existe. El humor envuelve la fábrica de sueños.
Sábado. Nuevas formas de lectura. Nuevas tecnologías ya completamente asimiladas a la vida cotidiana. Sí o sí afectan a la novela. ¿Tiende a ser más corta, a presurizarse? Es posible. ¿Se vuelve más fragmentaria o, como reacción a tanta fragmentación, vuelve a los patrones iniciales, construyendo una estructura lineal y pomposa como en el siglo XIX? Hay tantas novelas y tantos novelistas en cada época que siempre nos guiamos de forma tentativa. Hoy no se discute como en el siglo XX la forma de la novela. ¿Por qué? Veo pasar en una de las tantas plataformas digitales que consulto la breve historia de un ingeniero que unió una ametralladora a un programa de Inteligencia Artificial. Este año de 2025 será el año del umbral.
Más tarde. Ayer en una librería de la calle Céspedes encuentro por dos mil pesos La vaca aficionada a la felatio de Daniel Boggio, un libro de relatos ya casi mítico en Mar del Plata. Creo que es la única edición que existe. Anche mismo leí el primer relato, el que le da el nombre al libro. Me sorprendió. No esperaba algo tan bueno. El estilo puede recordar los cuentos formato oral de Fontanarrosa, un poco zumbón, una manera de contar canchera del autor que quiere caerle bien al lector y transmitirle la idea de que él, siempre antihéroe, también entiende que la literatura es medio una boludez. Pero si evitamos detenernos en eso, la historia fluye y está muy bien tramada. Hay momentos en que recuerdo a Jorge Asís o a Fogwill, por las elipsis y la velocidad, y el idioma muy rioplatense, lo cual es lindo. El final es bueno. En relación a la forma, todo gira alrededor de la manera de contar de los años 80, pero el relato es más que eso. La primera parte que ocurre en Barcelona y luego en México con García Marquez se podría haber alargado a una novela. Siempre creí que Boggio era más un personaje marplatense que un escritor. Ahora empiezo a pensar de otra manera. En la misma librería también compro una biografía de Charles Degaulle, muy barata. Gracias a que los precios de todo están altos en Argentina, y más aún en Buenos Aires, los libreros entendieron que se iban a morir de hambre sentados arriba de sus libros de oro y empezaron a ofrecer libros usados a precios bajos, lo que hizo que la brecha entre usados, saldos y nuevos se abriera todavía más. Santiago Festa von Neufforge me responde sobre la trascendencia del escritor, tan vulgar y lisamente planteada por mi hace unos días. Dice: “Ellos crean narrativas para que nos salvemos o nos condenemos. Por eso no hay perversión en la Creación de Dios. Sólo está tratando de contrarrestar la narrativa de los demonios. Lo que no hay muchas veces en la Creación es espera, entonces, todo se reduce a efectos y efectismos, conductismos y repetición. Y ese narcisismo suspendido, flotante, ya ni los muchachos tienen alcance. Es la bestia del mar.” Me parece que es atinado y exacto. No podría estar más de acuerdo.