Jueves. Después de Malvinas, un grupo de muy jóvenes colimbas, ya civiles, viajaron a un congreso de veteranos de guerra en Moscú. Ahí hay una novela. Pero ¿qué forma tendría? ¿Un diario? ¿Capítulos breves y autobiográficos? ¿Una memoria, una falsa memoria? La forma es el problema a resolver siempre. Y como dijo alguna vez Robles: “La forma es Internet.” Pero ¿cómo adaptar Internet a la década del 80? Leyendo a Sarmiento, Ricardo Piglia dice: “La barbarie corroe el gesto erudito.” Hoy Internet también es una barbarie.
Más tarde. En el submarino San Luis que estuvo cuarenta días sumergido, peleando contra los ingleses en Malvinas, había una revista D'Artagnan. Los tripulantes la recuerdan. Son muchos los que me dicen que la leyeron.
Viernes. “Casa es aquel lugar donde no traducimos” dice Ana Arzoumanian. Lo cita Guillermo David en El puchero misterioso. Idea interesante, ligada a una cosmovisión heideggereana. Me gusta. Pero mi recuerdo personal es que, en mi casa, se traducía todo el tiempo. Mis padres, mis abuelos, decían una palabra, y luego la explicaban. Al principio insultos en italiano, que traían risas, refranes en calabrés, asini e muli non pissani sulli. Mi padre decía Aufklärung y daba la definición. Mi madre, Encore. ¿Qué significa Encore? ¿La palabra o el concepto psicoanalítico? Mi padre representaba un diálogo, imitando el acento británico: Can I park here? No, you can't. Your motor will be towed. Y hablan del verbo. To be towed. Y también se traducía dentro del idioma español. ¿Qué significa forclusión? Y muchas veces se inventaban definiciones que yo enseguida sospechaba erradas, o directamente falseadas. Grela, ¿mujer o suciedad? No puede ser las dos cosas, decía mi padre. ¿O sí? Encofrado, sardineles, pilotines, capiteles… Más allá del vocabulario técnico, mi viejo citaba palabras sueltas en latín todo el tiempo, sobre todo ligadas al urbanismo y la arquitectura: Genius loci, Cardo Maximus, Decumanus… Nadie era lingüista matriculado pero todos teníamos la necesidad de compartir y traducir. Las lenguas familiares son un diccionario privado, un catálogo de expresiones, modulaciones y palabras sueltas que se repiten. También son una práctica.
Sábado. ¿Qué es lo más importante, lo único realmente indispensable, que necesita un escritor? Lectores. Sin lectores, un escritor no existe. Es un tarado sentado y encerrado en un frasco tirado en un basurero. Un escritor tiene que saber manejar sus tiempos. Sus tiempos de escritura, de lectura, de ocio, sus tiempos de soledad y sus tiempos sociales. En ese sentido, escribir es un trabajo físico. Godoy me cuenta la historia del oso polar cordobés, un monumento muy bello hecho para honrar la vida antártica argentina. La gran salvedad del caso es que en la Antártida no hay osos polares. Eso somos, me dice Godoy, y estoy de acuerdo. Bellísimo gaffe, sintomático. Se suele decir que la Antártida es el futuro. Se lo dice porque su gran cantidad de recursos naturales. Por el petróleo, por la pesca, por los minerales, por el agua dulce, por el aire. Pero en realidad es mucho más que eso. En la Antártida las comunidades son pequeñas y cerradas, todos trabajan, no hay individualismo, hay mucho respeto, la convivencia es un valor en sí mismo. No hay libre mercado, hay organización y mucha comprensión hacia el otro. Son sociedades de trabajo, ordenadas, jerarquizadas, donde ninguna fantasía de salvación individual es posible. Como pasa también en la Patagonia a veces. Necesitas al que tenés al lado y el que tenés al lado te necesita. Pasa también en los submarinos y en los buques de superficie. Pero en los submarinos más. Si queremos ser felices y sobrevivir como especie, tenemos que mirar esas pruebas, esas situaciones extremas, y aprender de sus logros. La Argentina es una nación antártica. Somos potencia antártica. Tenemos que aprender de esa experiencia que es una política de Estado que tiene más de ciento veinte años de continuidad. Guillermo David, con el que compartimos una parte del viaje, me dijo “en la sociedad argentina existe una ceguera antártica.” Y es verdad. Existe. No se ve la Antártida. Y contra esa ceguera escribo. Me compró el libro. Se lo tengo que llevar.
Lunes. Pasé a ver a Guillermo y le llevé mi libro. Su casa, sobre Rivadavia, en Almagro, es un museo. Tomamos unos mates y charlamos mientras yo acariciaba su perro y miraba la gran cantidad de esculturas en madera que tiene. Ya de vuelta en casa, me puse a releer mi libro y encontré muchos errores en los tiempos verbales –imperdonables– y algunas repeticiones incómodas. Estos pifies tienen que ver con que el libro mezcla partes de mi diario, reescritas, con notas de otras procedencias. Fue difícil escribirlo y creo que no terminé nunca de corregirlo. Podría haber salido mejor. Para corregirlo, voy a tener que volver a viajar. Y escribir otro libro, con otros errores. (Aunque también, más banal, podría enmendar estos para una edición digital...) Más tarde, Costa Rica le sacó un empate cero a cero a Brasil por la Copa América.
Miércoles. Voy al segundo día a las jornadas sobre los cien años de Eurindia de Ricardo Rojas en la Casa Museo. Me quedo a una sola mesa con tres ponencias. Una, sobre teosofía, me interesa. (Cuando se abre la ronda de preguntas no me animo a inquirir si Rojas era masón. Primero, porque estoy casi seguro. Segundo, porque los académicos me mirarían, como de costumbre, como un asesino serial, incómodo con su oficio. Tercero, porque no importa.) Después tomo un café, no hablo con nadie y me voy. Sobre Charcas antes de llegar a Pueyrredón, en la basura, veo unos libros descartados, algunas revistas, tomos encuadernados. Enseguida saco una foto y termino recuperando una enciclopedia en siete tomos de la Segunda Guerra. Encuentro el segundo volumen, después el primero, luego el cuarto y enseguida llego a los siete. También agarro otros libros. Meto los gruesos volúmenes en una bolsa de nylon. Pesan. Pero estoy contento con el botín. Vuelvo en subte y pienso en el Edipo Ciruja, un personaje contemporáneo y a la vez atemporal que construimos con Napolitano. Esta tarde convertido en ciruja enciclopédico.