Martes. En Hipólito Yrigoyen al 2500 hay un bar viejo que se llama Harvard. Cuando estoy en la zona paso y tomo un café. Está siempre igual. Siempre feo y siempre me gusta. Teofrasto describió a Heráclito con la palabra μελαγχολία acentuando su acepción de impulsividad. Diógenes Laercio entendió “tristeza” y dedujo que Heráclito no completó algunas de sus obras por sufrir una aguda melancolía. Pero ya sabemos que es falso que los hombres duros no bailan.
Miércoles. Diez de la mañana, llego a las oficinas de EdeSur en calle San José al 190. Me atienden enseguida, con amabilidad. Me piden una foto del medidor que tengo y me avisan dos cosas. Primero, que hubo un aumento importante, de casi un cincuenta por ciento, en el suministro eléctrico. Dos, que mis estufas eléctricas consumen mucho. No quedaba más que pagar. Había leído bien la factura, pero quería creer que la estaba leyendo mal o que estaba mal escrita. A veces me pasa con los libros que leo o incluso que escribo.
Jueves. Discuto las posibilidades de escribir una novela sobre Mateo Banks con Robles. Yo pensaba que no se podía pero Robles, de a poco, con su habitual bonhomía, me va convenciendo. Yo sabía que cuando salió de la cárcel vino a Flores, entró en una pensión, y el mismo día que se mudaba resbaló en la bañera y se mató. Pero cuando entré en Wikipedia, se agregaba que la dirección de la pensión era Ramón Falcón 2178. Le dije que Robles que mañana iba a ver si existía el edificio. Él lo buscó en Google y me dijo que ahora ahí había una heladería.
Viernes. Dejo en el colegio a Carmelo y hacia las ocho y media camino hasta la calle Falcón 2178. En la vieja casa de pensión funciona ahora el café heladería Roma. Saco una fotos para Robles, entro y pido un cortado. En el fondo, sentada, hay una mujer canosa. Nadie más. El local es moderno y luminoso. Hay una barra de helados, un mozo, en la pared la lista de gustos y precios. El café es malo. Nada indica que Mateo Banks, uno de los primeros asesinos múltiples del siglo XX en la Argentina haya muerto acá en 1949 cuando el peronismo empezaba a hacer grande la patria. Robles dice que la ciudad debería poner una placa porque en Londres hay un circuito turístico con Jack El Destripador. Me parece excesivo. La novela se podría llamar Un café con el fantasma de Mateo B.
Más tarde. La semana pasada estuve mal del hígado. Es posible que haya tenido una hepatitis A. El viernes pasado hice una consulta y me sacaron sangre pero no vamos a saber por ahora si tuve o no hepatitis porque en el informe del laboratorio dice que no era suficiente la sangre extraída para hacer el estudio requerido. Virginia Woolf dice que no hay que aburrirse de la propia escritura. La semana que viene Néstor firma para sacar su libro El método Levchenko por Ediciones Bucarest. Una frase de una charla: “Hay que tener cuidado con lo que se denuncia porque podemos estar haciendo una confesión.”
Sábado. Pizza en Imperio con la juventud de Revista Paco. Juan Blanco, Ariel, Federico Cano. Se habla de todo un poco. Me hubiera gustado hablar más con Ariel, sobre todo de economía de cara a las elecciones. Después, a la FED. Paso por el stand de Barba de Abejas. Le había encargado unos libros a Eric Schierloh, sobre todo me interesaba ¿Isbn? No gracias y Print or die! del mismo Eric y Uno llega a casa cansado después de trabajar todo el día y encuentra una silla incómoda de Bruno Munari. La FED es siempre igual desde hace algunos años. No tengo mucho para agregar. Un lugar donde todos son amigos. Aunque la organización todavía no admite a los sellos donde edito. Uno de los pasillos había sido bautizado Luis Chitarroni… Lo que sí se podría señalar es la ausencia total de una crítica que ordene ese abundante magma creativo. Nadie discute ni promociona ninguna publicación. De hecho, nadie habla sobre los libros. La FED no tiene una revista, ni un canal web, ni siquiera una cuenta de alguna red social donde los críticos hagan su trabajo. Los lectores e incluso las ventas se beneficiarían de esa actividad. Pero a los editores y a los que organizan no les da la cabeza para tanto. Se trata de vender. La feria medieval. Está bien. Es una parte de nuestra aletargada existencia en el siglo XXI.
Más tarde. Cuando Heráclito afirmó que el ethos del hombre era su daimon, ambas palabras, ethos y daimon, se referían a conceptos que en ese momento se consideraban estables. El carácter era fijo. El espíritu que guiaba nuestras vidas no cambiaba.