Domingo. Desayunamos tarde y salimos después del mediodía hacia La Boca. Queríamos tomar el 53 pero al final viajamos en el 46. Después de dar unas vueltas, llegamos a Colón Fábrica. Mia Antonella está contenta pese a que no le gusta el barrio. El Colón Fábrica es un espacio muy grande, un depósito enorme, con trajes y escenografías de óperas. Sacamos fotos. Los fragmentos de Turandot y Aida me impactaron. También la escenografía de Un tranvía llamado deseo. (Me dieron ganas de ver y escuchar las obras, sobre todo la muy esmerada puesta de Los cuentos de Hoffmann que hace unos años dirigió Eugenio Zanetti.) Después tomamos un café en la terraza de Proa. La Boca, nuestro Casba. (Atrás de cada ópera hay un libretista escondido, y ese escritor por lo general es un lector agudo y preciso de la tradición literaria a la pertenece.)
Volvemos a Constitución para la cena. De madrugada, dos hombres jóvenes se desafiaron a pelear con cuchillos sobre la calle Pavón. Los vimos desde la ventana. Uno tenía una pequeña espada o machete que reflejaba la luz del alumbrado público. Se insultaban en esa media lengua de los marginales. Luego de amenazarse, salieron corriendo, uno atrás del otro. En el barrio, las peleas son por aburrimiento, por hastío. Pero quizás sean peleas territoriales. No lo sé.
Lunes. Pasaron años, décadas, como lector profesional, y recién ahora empecé a entender que leo mejor y de forma más productiva cuando leo dos libros al mismo tiempo. Pero no en paralelo. Hay uno que va siempre más avanzado, y uno que va rezagado. Cuando termino el avanzado, el rezagado toma ese lugar, y puedo empezar un nuevo libro. Si hago consciente esta técnica de encadenado, leo mucho más rápido y de forma más productiva. Los libros de alguna forma se comentan entre ellos y me ayudan a mantener el interés. No entiendo como no me di cuenta antes. De hecho, siempre practiqué esta forma de leer pero hace poco de forma sistemática. Si la cadena se corta, sufro una ligera confusión depresiva.
Más tarde. Mia Antonella vio un negro dominicano o senegales leyendo un libro, como una biblia, sentado en la puerta de una casa. “Tenía mejores zapatillas que vos” me dijo. Napolitano: “Como anotó André Gide en su célebre diario: ya está todo dicho pero hay que contarlo todo de nuevo porque no había nadie escuchando.” Después me dijo que la cita quizás fuera de Jules Renard. Yo creo que inventó todo. A Gide, a Renard, la cita, a sí mismo inventando la cita.
Martes de madrugada. Argentina juega con Croacia por las semifinales del mundial. No puedo dormir por un resfrío muy molesto. Paro de escribir acá.
Miércoles. Argentina ganó tres a cero. Croacia jugó bien. Por momentos logró tener la pelota. Pero Argentina lo aplastó. Lo dominó con paciencia y lo contuvo. Cuando llegó, le hizo los goles. Quiero volver a ver el partido entero para analizar quites y anticipos tanto como los goles. Empiezo a leer Conocer a Perón. Destierro y regreso de Juan Manuel Abal Medina. Es uno de los libros del año. El que dice en el libro es el viejo Juan Manuel, pero todo indica que el autor, o un importante coautor, es Juan Pablo Kryskowski. Hay ocho años de investigación y diálogos ahí. No es poco para un libro.