Aunque muchos no lo crean, la insistente recomendación para que lean de manera completa, sin omitir ni una palabra, el libro que le dictó a una periodista Cristina Fernández, llamado Sinceramente, no es un chiste ni una ironía. Porque el texto es la evidencia impresa, en “letras de molde” de la megalomanía de la expresidenta, desplegada a lo largo de 594 páginas, donde todos y cada uno de los relatos y las anécdotas giran alrededor de ella, que, por supuesto, aparece por encima de todos los mortales. Y eso lo hace sumamente útil para quienes terminar con las dudas de quienes todavía tienen la la fantasía de que la expresidenta quizá se haya vuelto buena, o que todavía puede cambiar. Pero el libro Ella Miente (Cristina y los 2.000 millones de dólares) de Margarita Stolbizer y Silvina Martínez, que acaba de salir, representa todo lo contrario.
Se trata de una investigación rigurosa, elaborada durante más de cinco años, que también puede ser leída como un ensayo, en la que aparece un nuevo laberinto de testaferros de la familia Kirchner. Se trata de un texto cuya primera versión fue escrita por Martínez y su revisión completa fue redactada, de puño y letra, por Stolbizer, en la que ambas se corren del centro de la escena para poner el foco en las mentiras, las omisiones, y las manipulaciones dialécticas y judiciales de la ahora candidata a vicepresidenta de la Nación.
¿Ella miente puede ser interpretado como respuesta directa a Sinceramente? Sí. Porque refuta, una por una, las afirmaciones sobre el enriquecimiento de Cristina, su vínculo con Lázaro Báez y Cristóbal López y pone a la exjefa de Estado en un lugar más real, lejos de su propia victimización, y de su verdadera participación en los hechos de corrupción, que incluye su responsabilidad en el involucramiento de sus hijos Máximo y Florencia. Desde el prólogo, donde reconocen que nunca les gustó el mote de denunciadoras hasta el epílogo, titulado Verdad y Justicia, Ella miente no tiene desperdicio. No contiene ni una anécdota egocéntrica o intrascendente que gire alrededor de las autoras. Está repleto de datos y evidencias judiciales, explicado de una manera directa y nada enrevesada. El capítulo 2 se titula Dónde están los 2.000 millones de dólares, el 3, La Riqueza, el 4, El amigo, el 5, Laberinto de testaferros, el 6, Hoteleros exitosos, el 7, Contadores cómplices el 8, El juego de Cristóbal. Y cada uno responde, como los buenos textos de no ficción, a la idea que anticipan. Incluso el apéndice denominado Quien es Quien y las decenas de páginas que constituyen las pruebas documentales están presentados de manera que el lector no pierda el interés, porque siempre se va a sorprender con un dato nuevo, desconocido o no suficientemente procesado por la mayoría de los medios de comunicación.
Pero además, junto a Ella miente, Stolbizer y Martínez acompañaron tres denuncias judiciales la semana pasada, y acompañarán otras dos la semana que viene. Una por enriquecimiento ilícito y lavado. Otra es el urgente pedido de indagatoria a Osvaldo Bochi Sanfelice en la causa Waldorf. El tercero es para seguir la pista de los verdaderos dueños ocultos de la empresa de digitalización de documentos físicos denominada Lakaut. En las escuchas legales de los diálogos de Cristina y Oscar Parrilli, Margarita resultó la que recibió el vituperio más fuerte de todos los innumerables dirigentes políticos insultados. La jefa del Frente de Todos se burló de su condición física y también la emprendió contra su madre. Pero Stolbizer jamás hizo de esa agresión un mundo. Tampoco se victimizó. Solo continuó trabajando, de manera silenciosa, para “que lo que hicieron Néstor y Cristina” no se vuelva a repetir. Ahora a Cristina ni siquiera le servirá el argumento de que Margarita lanzó la publicación para promocionar su candidatura. Stolbizer no es candidata a nada. Sin embargo eso no significa que abandonó la política. Sigue al frente, junto a Martínez, de la ONG Bajo la lupa. Eso le permitirá seguir investigando, cualquiera sea el resultado electoral, todos los casos de corrupción de los que tenga constancia. En el anterior gobierno. Y durante este gobierno también.