(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) El Presidente es un hombre de suerte. Ganó las elecciones presidenciales con los justo. Algunos incluso dicen, con datos estadísticos en la mano, que si la campaña se prolongaba una semana más, Mauricio Macri hubiera perdido frente a Daniel Scioli.

Suerte significa, por ejemplo, decir "lo peor ya pasó" cuando parece evidente que todavía, "lo peor" está sucediendo. Suerte es no pagar un alto costo político por semejante error de diagnóstico. Suerte significa también pronosticar que cuando asumiera el nuevo gobierno iban a llover las inversiones y que semejante vaticinio, a esta altura, parezca un chiste. Suerte es no poder dominar la inflación y que, en vez de bajar abruptamente en las encuestas, suceda que la oposición siga generando noticias que terminan favoreciendo al gobierno. Noticias que parecen todas a pedir de Macri.

Desde el papelón de la intervención al Partido Justicialista, hasta las nuevas consecuencias de los escandalosos casos de corrupción, como la detención durante 36 horas del ex gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner. Porque Fellner, aunque salió el libertad, está acusado de robarse, junto a Milagro Sala, $ 1300 millones originados en un plan de viviendas cuyas casas nunca se terminaron de construir.

Macri es un hombre de suerte porque el creciente mal humor debido al aumento de las tarifas y la imposibilidad de terminar de controlar la inflación, se ve amortiguado por el efecto por el fuerte deseo de que quienes estuvieron hasta hace poco, no regresen nunca más.

También puede ser considerado un hombre de fortuna porque los fanáticos de Cristina Fernández y sus muchachos, dejaron las huellas en cada una de las operaciones de corrupción investigadas por la justicia.

No estamos diciendo, de manera taxativa, que cada caso de corrupción sea una cortina de humo activada por la administración nacional a los dirigentes de Cambiemos.

Pero resulta evidente que la mayoría de la opinión pública, aun la parte en la que persiste el mal humor por la política económica, todo el tiempo compara la envergadura de los casos sucedidos durante el kirchnerismo con las discusiones éticas y de moral que generan algunos descubrimientos recientes. Para que se entiende mejor: el ruidos de los casos como la reciente libertad de Cristóbal López y Fabián de Sousa o la reciente detención de Fellner es mucho más estruendoso, por ejemplo que la filtración del dato en el que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, aparece blanqueando más de $ 20 millones, aprovechándose de la ley de sinceramiento fiscal que impulsó el propio gobierno.

Es verdad que Dujovne no era funcionario cuando tomó la decisión de blanquear parte de sus bienes no declarados o en negro. Y que se acogió al estricto cumplimiento de la ley, como lo demuestra su declaración jurada. Sin embargo, en otro contexto, Dujovne hubiera sido tan presionado por el peso de la opinión pública y la postura de la oposición que no le hubiera quedado otra alternativa que renunciar.

Porque encima, Dujovne, igual que Juan José Aranguren, tiene el 80% de sus inversiones en el extranjero. Y esto, aunque no es un delito, genera un ruido inmenso, y mina la confianza de cualquier inversor, sea éste local o extranjero. Dicen que, al Presidente con suerte, le afectó menos el ataque de Elisa Carrió a Ricardo Lorenzetti que la declaración que hizo "Lilita" sobre Juan José Aranguren, el domingo pasado.

Pero Macri, a pesar de todo, sigue contando con su buena estrella. Porque en los próximos días, seguramente recibirá una noticia que volverá a poner la corrupción del gobierno anterior en el centro de la escena.

La noticia de que tanto Cristóbal López como Fabián de Sousa serán calificados como evasores fraudulentos otra vez, después del escandaloso dictamen de los camaristas Jorge Ballestero y Eduardo Farah que les había permitido salir en libertad y mejorar su situación procesal de manera sospechosa. Fuentes inobjetables revelaron que la Cámara de Casación, integrada por Gustavo Hornos, Eduardo Riggi y Ana María Figueroa, se inclinará por el fallo condenatorio por dos votos contra uno. Las fuentes no pudieron confirmar si esto significará que tanto López como De Sousa regresen a la cárcel, pero no descartaron de ninguna manera esa posibilidad.

Mientras tanto, sería bueno que la administración actual empezara a mostrar mejores resultados, independientemente de todos los factores que juegan a favor del oficialismo.