(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Si las elecciones fueran hoy, Cristina Fernández ganaría las PASO por uno, dos o tres puntos. Pero como falta una semana, los jefes de campaña de Cambiemos creen que, a la hora de contar los votos, se podría arribar a un empate técnico. O incluso a una victoria por una cabeza de Esteban Bullrich sobre la expresidenta.

En realidad tienen una versión optimista y una pesimista. La optimista se basa en que hace dos o tres semanas la intención de voto para Unidad Ciudadana no se mueve, y está creciendo, muy poco, pero de manera continua, el voto hacia el oficialismo en la provincia que gobierna María Eugenia Vidal.

La pesimista es que, a pesar de la tendencia de los últimos días, no están seguros de que la nueva ola alcance para superar a la candidata que se esconde y hace hablar a ciudadanos, actrices y actores que aparecen como víctimas del ajuste.

"Va a depender mucho de la cantidad de gente que vaya a votar. A mayor cantidad, más chances tenemos", me dijo uno de los jefes de campaña de Cambiemos en la provincia. Es alguien que recibe encuestas casi todos los días.

Le pregunté con qué porcentaje de votantes se sentiría ganadoren agosto. Me respondió: "con el 75% del padrón". Pero hoy, las estadísticas dan cuenta de un desinterés y un desconocimiento de los candidatos que abruman.

Le pregunté a otro referente de la campaña en la provincia, muy cercano al Presidente Mauricio Macri, si ya habían abandonado sus expectativas de ganar en agosto para enfocarse en octubre. Me contestó: "Para nosotros, agosto es octubre". Esta fuente también cree que la tendencia, tarde o temprano, favorecerá a Cambiemos.

"Si la campaña hubiese continuado una o dos semanas después del próximo domingo, seguro que ganábamos las elecciones por cuatro o cinco puntos", aventuró. Es un vaticinio contrafáctico. Hoy, todavía muchos creen que Scioli sería Presidente si a segunda vuelta de noviembre de 2015 hubiese sucedido 15 días después.

Le pregunté entonces si me podía asegurar que, aún perdiendo en agosto, Cambiemos podría ganar en octubre. Explicó: "depende de la eventual diferencia que saque Cristina sobre Esteban. Si es mínima te diría que nuestras chances aumentarán. Si es por más de cuatro o cinco puntos, no me animaría a pronosticar nada".

El Presidente Mauricio Macri, el jefe de gabinete, Marcos Peña, y el asesor Jaime Durán Barba parecen, en principio, más optimistas que los hombres de la provincia. El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, también.

Quizá porque tienen más campañas acumuladas, o porque confían ciegamente en la estrategia de llegar a lo justo en el momento adecuado. Es decir: sin aparecer como ganador antes de tiempo, sino casi sobre la elección misma.

"Así sucedió en las últimas presidenciales, cuando casi todos los analistas políticos del círculo rojo nos dan por derrotados y al final terminamos ganando. Por poco, pero ganando y frenando a una máquina electoral con más de veinte años de historia", me explicó una fuente cercana a ese círculo. En algún sentido, tiene razón.

Algunos analistas políticos clásicos, que ya metieron la pata y perdieron parte de su credibilidad en diciembre de 2015, volvieron a pronosticar esta semana una segura derrota del oficialismo frente a Unidad Ciudadana.

Fuentes cercanas al jefe de Estado que tuvieron contacto con él en las últimas horas explicaron que no solo está confiado. También se daría el lujo de hacer bromas a quienes, casi todos los días, le preguntan a través de mensajes de texto por las últimas encuestas. Los que más lo conocen pretenden sacarse la duda con la menor cantidad de palabras. "¿Cómo están los números hoy?", se animó a preguntarle un dirigente fuera de la mesa chica. "Mal", habría contestado Macri, sin más.

"¿Qué significa eso?", le repreguntó. "En caída", habría precisado enseguida. Entonces su interlocutor usó más caracteres para sacarse la duda que lo atormentaba, y le preguntó cómo podía ser en caída si la tendencia de las últimas semanas parecía evidenciar lo contrario. Sin embargo el Presidente no le escribió enseguida.

Por eso el dirigente se impacientó y le volvió a preguntar "¿Me estás cargando?". Y Macri le devolvió un emoticón con una sonrisa. Los que parecen haber perdido el humor son los jefes de campaña de Unidad Ciudadana. No responden los llamados de nadie. No dan ninguna pista. Y solo se ocupan de llamar a los candidatos y los amigos para que no se salgan del libreto y no cometan errores que podrían hacerles perder la elección. Se les prohibió hablar de Venezuela, de Julio De Vido, de las causas contra Cristina y de Amado Boudou así como nombrar a Sergio Massa o María Eugenia Vidal.

El líder de 1 País cree que muchos se van a llevar una sorpresa el próximo domingo. Y descuenta que va a obtener mucho más que el 20% de los votos. Lo mismo, pero desde otra perspectiva, sostiene la gente de Florencio Randazzo. "Vamos a hacer una mejor elección de lo que aparecen hoy en las encuestas". Piensan, los de Cumplir, en alcanzar un 10% de electores.

Tanto los votos de Massa como los de Randazzo terminarán de definir las legislativas de octubre. También en este contexto las opiniones están divididas. Unos dicen que los votantes de Massa se irán en banda hacia Cambiemos y los de Randazzo hacia Cristina. Otros afirman que todo depende de la diferencia de votos entre el primero y el segundo, el próximo domingo. Final abierto. No apto para cardíacos.