Aunque el peronismo, es, antes que nada, una enorme y efectiva maquinaria electoral, hay tres cuestiones que, indicarían, que no tiene garantizado el triunfo. Una la explicitó ayer en La Cornisa Carlos Melconián: casi todos los oficialismos del mundo, perdieron en el medio de la pandemia.

Desde Donald Trump hasta el Partido Socialista junto a su aliado, Podemos, en España. Desde Sebastián Piñera en Chile hasta Benjamín Netanyahu en Israel. Y eso que, si hablamos de Israel, o de Chile, sus administraciones compraron y aplicaron más vacunas que el promedio del resto del mundo.

La segunda es la economía: por primera vez el peronismo va a ir a una elección de medio término en el contexto de una altísima inflación y de una enorme pérdida del poder adquisitivo. Y la tercera es la enorme tensión que prevalece entre los distintos componentes del Frente de Todos. Aunque en apariencia la interna parece más fuerte e intensa entre los componentes de Juntos por el Cambio, en el oficialismo se podría a empezar a desmedrar, en cuanto Cristina, Alberto y Sergio Massa se sienten a discutir con la lapicera en la mano.

La vice, para imponer su plan de impunidad y venganza, necesita en Diputados y en el Senado más incondicionales, y los va a tratar de imponer. El Presidente necesita lo mismo para que el kirchnerismo no lo empiece a esmerilar de nuevo, al día siguiente de los comicios.

Y Massa precisa acumular más fuerza si es que pretende competir por la presidencia, sea como aliado del Frente o por afuera del peronismo, y eventualmente aliado a Juntos por el Cambio. También habría que seguir con más detalle el anuncio formal de Florencio Randazzo. Va a competir como primer candidato en la provincia de Buenos Aires y eso, en principio, le quitaría más votos al oficialismo que a la oposición. Habrá más informaciones para este boletín.

Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia del 28 de junio de 2021