El motochorro que asaltó y mató a María Rosa Daglio en Ramos Mejía había sido beneficiado con su liberación debido a la pandemia del conoravirus. Acordate bien del nombre de este energúmeno: se llama Alejandro Miguel Ochoa y fue capturado ayer a la tarde, en un operativo que tuvo lugar en la intersección de las calles Hortiguera y Lamadrid, Castelar, Partido de Morón.

También acordate bien, a la hora de votar, cuánto daño hacen a la sociedad los llamados hipergarantistas del gobierno de la provincia, al dejar en libertad, con la excusa del COVID, a personas que todo el tiempo vuelven a delinquir. María Rosa tenía 55 años, era psicóloga social, tenía cuatro hijos y era abuela de dos nietos. Estaba hablando por teléfono casi en la puerta de su casa cuando el delincuente, a bordo de una moto, intentó robarle el celular y la cartera. Ayer vimos en las señales de noticias como la mujer cayó al piso y se golpeó, con mucha fuerza. También vimos como intentaba reincorporarse de inmediato. La autopsia reveló que el golpe interno le produjo una hemorragia. No pudieron salvarla. Tuve oportunidad de ver y escuchar a su hija, Pilar. No me puedo imaginar cómo va a recomponer su vida esa familia de gente de trabajo, tan amorosa. Hoy, hace nada más que un rato, mi colega y filósofo Miguel Wiñazki escribió, en su cuenta de tweeter: “liberar la muerte y arrasar la vida”. No pudo haber sido más breve y más preciso.

Columna Luis Majul en Radio Rivadavia