Si se pudiera elegir solo una palabra para definir a este gobierno, esa sería: desbarajuste. El desbarajuste es la falta de orden o dirección en una cosa o en un conjunto de personas. ¿Hacia dónde va el gobierno? ¿Cuál es el verdadero rumbo? ¿Quiere frenar la demanda de dólares hasta cerrar toda la economía, como Venezuela? ¿Quiere seguir emitiendo, generando inflación, y espantando la inversión privada, nacional, e internacional? ¿Va a abrir la economía y permitir que se termine de desarrollar una megadevaluación?

En el medio, hay otro gran desbarajuste. Mejor dicho, una gran distorsión: la de los precios. ¿Cuánto vale la comida, los insumos importados, la ropa y tu prepaga? Y después están los 200 días de cuarentena. Un grupo de padres autoconvocados llama la atención a las autoridades. Sus hijos no pueden seguir así. No van a seguir así. Se van a enfermar. O ya se enfermaron. De Covid o de la cabeza. Y el número de los contagiados crece, igual que el número de muertos. Hacía adentro, la interna hierve. Parece que Cristina está enojada con Alberto y con una decena de ministros. Y Máximo también. Ni se les pasa por la cabeza el daño que le están haciendo al país con su agenda de resentimiento, venganza e impunidad. Ni el enojo creciente que tiene con ellos la mayor parte de la sociedad.

Además, todos los días inventan un desbarajuste nuevo. Contra los fiscales, los jueces, los periodistas, Horacio Rodriguez Larreta, Mauricio Macri, Clarín o La Nación. La madre y el hijo ¿quieren que al gobierno le vaya bien o quieren que Alberto fracase? Los rumores son cada vez más insistentes. Hablan de un cambio de gabinete que incluiría a Sergio Massa como reemplazo de Santiago Cafiero. Pero el presidente de la Cámara no está seguro de aceptar. Y además cree que este no es el momento. “En medio de la tormenta, no”, argumentó, a quien le mencionó la posibilidad. La gran pregunta es qué quedará de la Argentina después de la tormenta. Esta semana será clave. Y la que viene también.

Columna de Luis Majul en CNN Radio