La Política

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Todo el "círculo rojo" se pregunta ahora mismo si el próximo en ingresar a una cárcel será el ex secretario general de los camioneros, Hugo Moyano, o su hijo, actual número del gremio, Pablo Moyano. Facundo, hijo de Hugo y hermano de Pablo, también se preguntó la semana pasada por qué los periodistas presentaban la pérdida de la libertad de ambos como una hipótesis que no se debería descartar. La respuesta es obvia, pero merece una explicación.

(Columna publicada en Diario La Nación) Macri está convencido de que los agentes del grupo Albatros no mienten. Que tiraron en defensa propia respondiendo a disparos con armas de fuego, y que entre 15 y 20 individuos violentos, armados con lanzas, cuchillos, piedras y boleadoras, intentaron matarlos. "Esto va a terminar igual que lo de Santiago Maldonado. Tarde o temprano, se va a saber que los Albatros actuaron en legítima defensa. Y que Rafael Nahuel formaba parte de ese grupo violento. Al final todo este desbarajuste va a generar un profundo cambio cultural", me dijo una alta fuente del Ministerio de Seguridad.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) El Presidente Mauricio Macri está muy preocupado. Cree que el hecho de que organizaciones que se dicen mapuches hayan pasado de las piedras y los palos a las balas de verdad es síntoma de una escalada de violencia armada que se podría acrecentar. El propio juez federal que investiga la causa, Gustavo Villanueva, escuchó, a través de intervenciones telefónicas legales, que miembros de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu hablaban en términos militares, y que estaban dispuestos a resistir a los tiros cualquier acción de las fuerzas de seguridad.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) El pasado reciente se empeña en ocultar el mejor momento del gobierno nacional desde que Mauricio Macri asumió hace casi dos años. Son tantas y tan espectaculares las cosas que están sucediendo en el patio trasero del kirchnerimo que terminan opacando al acuerdo con los gobernadores, la recuperación de parte del fondo del conurbano por iniciativa de María Eugenia Vidal y la reforma fiscal que aspira a organizar el desquicio impositivo que viene imperando en la Argentina desde 1983 hasta la fecha.

(Columna publicada en Diario La Nación) Por encima de las cuestiones personales, la polémica generada durante la noche de entrega de los Premios Martín Fierro sirve para abordar dos asuntos de fondo. El primero: si el Estado debería hacerse cargo de los medios y, por ende, de los trabajadores de prensa de las empresas en conflicto o a punto de cerrar. Y el otro: el rico debate sobre colegas a quienes se ubica en una zona denominada, en forma irónica, "Corea del Centro", tema al que aludí en una nota publicada en este espacio en mayo pasado.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Hace un tiempo escribí un artículo sobre los periodistas a los que irónicamente se los denomina como habitantes de Corea del Centro. Los definí, palabra más, palabra menos, como aquellos que necesitaban sobreactuar la crítica y amplificar las denuncias contra el gobierno de Mauricio Macri como parte de una campaña personal que los pondría más allá de la grieta y les daría cierto lustre intelectual o determinada superioridad moral. El CEO de Perfil, Jorge Fontevecchia, enseguida recogió el guante y se empezó a defender y justificar su trabajo, pero enseguida le escribí para explicarle que no pensé en él, especialmente, y sí en quiénes sobreactuaban. Igual, no pareció prestarme mucha atención, porque desde ese día aprovechó el artículo para interpretar el concepto, a mi entender, de manera equívoca: para incluirse entre los periodistas y los medios que critican a los gobiernos más allá de la cantidad de votos que hayan obtenidos y la oficialitis de turno. Como no se trata una idea sencilla, ahora que los Martín Fierro de radio generaron una nueva controversia, voy a intentar explicar a qué me refería.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) En el gobierno nacional, las posiciones están dividas: hay quienes festejan la sorpresiva detención del ex videpresidente, Amado Boudou, y hay quienes lamentan la manera en que se decidió y el hecho de que se lo mostrara en público descalzo, en piyama, despeinado, mientras le leían sus derechos. Entre los segundos, hay muchos hombres del Presidente que se ocupan, precisamente, de tomarle el pulso a la justicia federal, y a algunos magistrados en particular. Ellos piensan que Ariel Lijo ordenó su detención en respuesta a la denuncia del Colegio de Abogados, cuyos miembros presentaron al magistrado como uno de los que más se demoraba en procesar y condenar a los responsables de cometer delitos. Si de verdad fue esa la motivación de Lijo, su reacción fue casi inmediata. Entre un hecho y otro no pasaron más de 72 horas.

(Columna publicada en Diario La Nación) El desafío que se autoimpuso el Presidente Mauricio Macri es más ambicioso y difícil que ganarle a Cristina Fernández, o conquistar definitivamente el conurbano bonaerense. Intenta, nada más y nada menos, que romper un sistema de prebendas, privilegios, quioscos e impuestos distorsivos que abarcan a empresas, sindicatos, la política en general, algunos de los jueces federales y hasta los docentes que se resisten a ser evaluados. Incluso la particular manera que tiene el jefe de Estado de plantarse frente a las 170 personas que asistieron al CCK el lunes pasado es, en cierto sentido, desafiante.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) El miércoles 25 de octubre fue un día histórico. Sin embargo el Presidente no sintió la necesidad de cambiar su agenda. Lucía imperturbable, mientras Julio De Vido, el hombre más poderoso de los últimos años después de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ingresaba a prisión. En cada rincón de la quinta de Olivos se respiraba un clima reivindicatorio. Hacía pocas horas que Mauricio Macri terminaba de conseguir, quizá, la victoria electoral más importante de su carrera. Altos funcionarios incluido lo más granado de su gabinete se abrazaban y continuaban con los medidos festejos iniciados el domingo. Esperaban el turno de ser recibidos por el número uno con alegre ansiedad. Pero el jefe de Estado recibió al visitante que tenía agendado a la hora señalada y con inusitada sobriedad. ¿Acaso no estaba contento? En las calles de la Argentina miles tocaban las bocinas de sus autos, como si estuvieran celebrando el fin de la impunidad. La fantasía del círculo rojo, sobre que jamás permitiría que De Vido fuera detenido por miedo a que prendiera el ventilador y complicara a su padre Franco o a su primo Angelo Calcaterra con sus negocios turbios, se terminaba de hacer pedazos.

(Columna publicada en Diario La Nación) La verdadera encrucijada de Mauricio Macri no tiene que ver con el resultado electoral del próximo domingo. El Presidente ya sabe que Cambiemos ganará a nivel nacional y también en la provincia de Buenos Aires. Entonces festejará con mayor o menor énfasis, de acuerdo con la ventaja que obtenga Esteban Bullrich sobre Cristina Fernández, si supera o no el 40% en todo el país y si se confirman los "batacazos" de Santa Fe y los buenos números de Córdoba y Entre Ríos. Pero la decisión más relevante la deberá tomar el lunes. Y es: a qué oposición política va a elegir para convivir hasta el final de su primer mandato. Macri deberá determinar si se quedará cruzado de brazos ante la interna de alta intensidad que se desatará dentro del peronismo o si intentará captar a un sector de la parte que él mismo denomina "oposición racional", para terminar aislando a la ex presidenta y sus incondicionales.