Pasan los años, pasan las elecciones, pasan los gobiernos. Pasamos una pandemia. Y cambió el mundo. Pero las fake news siguen ahí. Cada vez más fuertes. En cada nueva contienda electoral en los diferentes países renuevan su potencia, sus formas de llegar a la audienca y las maneras de engañar.
Todo comenzó, o tomó verdadera relevancia planetaria, en 2016 en las elecciones en Estados Unidos en las que triunfó Donald Trump. Ese año fue en el que se generalizó el término Fake News, que a su vez tenía relación directa con el escándalo de Facebook y la consultora Cambridge Analytica. Éste último reveló que entre 2014 y 2015, la mencionada red social hizo posible la recolección de información de 87 millones de perfiles de usuarios de todo el mundo.
Esas elecciones y esa revelación confirmaron los riesgos a los que estamos expuestos en la actualidad por las maneras para acceder a noticias. Todo indica que es posible desarrollar estrategias de desinformación para intentar ganar elecciones (o influir en la sociedad con objetivos diversos); y a su vez que los datos que mansamente entregamos a las redes sociales, tienen un rol de importancia en muchos de esos procesos.
En 2022 como en 2016, pero cada vez con mayor sofisticación, otra vez las fake news distrajeron a la gente con mentiras y sacaron de foco las campañas electorales. Así ocurrió En las dos últimas elecciones que se vivieron en los países vecinos, y en las que la desinformación tuvo un lugar protagónico.
Chile y Brasil: mentiras en las noticias
El triunfo de Lula Da Silva en Brasil estuvo precedido por una extensa campaña electoral en la que el candidato del PT, una y otra vez tuvo que salir a desmentir afirmaciones e inexactitudes que circulaban por las redes sociales.
Por ejemplo los seguidores de Jair Bolsonaro no se cansaron de repetir una falsedad que era absolutamente ridícula, pero que tenía como objetivo generar temores entre los votantes más religiosos. Ésta fake news obligó a los referentes de la campaña de Lula a tener que aclarar muchas veces: "No, Luiz Inacio Lula Da Silva no va a cerrar las iglesias".
La campaña previa al plebiscito que se desarrolló en Chile, en el que finalmente ganó el rechazo a la reforma constitucional, también estuvo contaminada por falsedades que afectaban al presidente de izquierda, Gabriel Boric, y que avivaban la negativa a la reforma.
Entre las muchas falsedades que circularon, y que muchos seguidores de la derecha chilena compartieron en redes, se pueden mencionar algunas como la que señalaba que prohibirían de practicar una religión, que cerrarían la institución de los carabineros o que eliminarían la bandera. Todas absolutamente falsas y ridículas.
¿Cómo impactan la democracia?
¿Qué efectos tienen las fake news en la sociedad y en los potenciales votantes? Según algunas líneas de investigación, la desinformación no tendría la capacidad o la fuerza de cambiar el voto de una persona. Sin embargo sí podrían convencer a los que están en duda o fortalecer las creencias pre existentes.
Es decir, aunque falsa, si la fake news coincide con un prejuicio propio o con un preconcepto adquirido con anterioridad, entonces vendrá a confirmar mi creencia y a fortalecerla.
Pero aunque las fake news en principio no determinarían un voto, sí logran distraer la atención en las campañas electorales. En el caso de Brasil, la difusión de una verdadera avalancha de desinformación, distrajo los debates y sacó de foco temas centrales y propuestas concretas que quedaron desdibujadas ante las alocadas temáticas instaladas.
Y aquí cabe mencionar el rol central en estos mecanismos de las redes y de las maneras de acceder a la información de las personas en la actualidad. Las redes sociales, como Facebook, Twitter u otras, buscan que el usuario esté la mayor cantidad de tiempo en la red (para poder exponerlo a publicidad). Para lograr esa mayor estadía, a partir de la información recolectada (los algoritmos) le presentan al usuario información acorde a sus gustos y según lo revelado por los "me gusta" o links clickeados. A esa burbuja informativa de las redes se suma el efecto de los sistemas de mensajería instantánea: Whastapp o Telegram. El mejor camino para lograr efectos con las fake news, ya que la desinformación va de conocido a conocido, sin posibilidad de chequeo o confirmación por parte de otro potencial lector.
Cabe preguntarse por qué en cada elección aumenta el poder de la desinformación. Nuevamente aquí cabe mencionar a las redes sociales y a las maneras de informarse de la gente, fenómeno directamente ligado con el de las fake news. Según una estadística reciente, el 71 por ciento de los jóvenes y un 46 por ciento de los adultos, utilizan a las redes sociales como la principal fuente de información. Siguen en el listado la TV, los amigos y familiares, y recién en el cuarto puesto se ubican los diarios o portales informativos.
Ignacio Ramonet y la era de la conspiración
El gran ensayista Ignacio Ramonet acaba de lanzar un libro en el que alerta sobre los peligros de la desinformación y sus graves consecuencias en la democracia. "La era de la conspiración" se llama el nuevo trabajo que pone el foco en el asalto al capitolio ocurrido el 6 de enero de 2021.
Un hecho explosivo que tuvo como protagonistas a los seguidores fanáticos de Donald Trump, quienes habían sido convencidos a través de falsa información de la existencia de fraude en la elección que ganó el actual presidente Biden.
"El flagelo de las falsedades está erosionando los cimientos de la democracia. Hay que frenar la propagación de contenidos dañinos. Esto va a empeorar, se volverá más complejo ya que la Inteligencia Artificial es cada día más sofisticada y provocará que cada día sea más difícil detectar falsedades y teorías conspirativas", afirma Ramonet.
El escritor sostiene que en EEUU hay grupos sociales, que no tienen suficientes oportunidades y que se sienten excluidos y desplazados, y que pueden ser foco de las campañas de desinformación. Tal como ocurrió en el asalto al capitolio, en el que un grupo de personas creyó en las mentiras y actuó en consecuencia.
Ante un escenario tan complejo, ¿qué podemos hacer con las fake news? Sin dudas la educación tendrá un rol clave en la búsqueda de anticuerpos frente a las falsedades. ¿Hay que desconfiar? Si, claro. Y especialmente de aquellas noticias que coinciden exactamente con lo que yo pienso.