¿Por qué la serie Succession es atrapante? En primer lugar porque se interna en la cima del poder de un supuesta inmensa corporación mediática. Y a su vez porque indaga en las vidas y en las acciones de las personas detrás de una gigantesca compañía. Pliegues que suelen ser desconocidos para la gran mayoría, y a las que ningún periodista logra llegar (salvo que una viuda del poder decida hablar).
Los dueños y referentes de las grandes empresas suelen estar muy presentes en las noticias; pero en la mayoría de los casos lo hacen a partir de las versiones que ellos mismos elaboran y que son convenientes para sus propios negocios.
La verdad de las decisiones que se toman en lo más alto (o en lo más profundo) y las luchas internas que se disputan puertas adentro quedan lejos de la publicidad. Porque con relación a ese factor central del poder, en los medios solo se dan a conocer las recomendaciones de los expertos en comunicación, que son empleados de esos mismos emporios.
Succession es una serie que busca penetrar en ese mundo, y así también en el de los poderes monopólicos y concentrados, que tanto daño le han hecho a la economía de los países y del mundo.
Todo a partir de la historia del dueño de una corporación global de medios y del entretenimiento en Estados Unidos, con una cadena de TV noticiosa amarillista y de derecha (ATN), que es cabecera del imperio. Un hombre de 80 años (cuando comienza la serie) y de características despóticas, Logan Roy, que construyó todo desde cero. También están sus cuatro hijos, cada uno con características y ambiciones propias, que luchan por un lugar preponderante en la sucesión de ese inmenso y millonario espacio de poder.
Llegué a la serie (cuya primera temporada se estrenó en 2018 y la tercera en 2022) porque soy un gran seguidor de las películas y ficciones que ponen el foco en el periodismo y en los medios de comunicación. Pero al ver la primera parte de Succession me encontré con mucho más que eso. La ficción abordaba las instancias económicas de una gran corporación, con el foco central puesto en la vida de los integrantes de esa familia en conflicto.
Muy lejos de los lugares comunes de ficciones sobre ricos, Succession en la primera temporada se enfoca en la compleja personalidad de los seres humanos que ocupan esos roles (los cuatro hermanos). Codiciosos, ambiciosos, y egoístas; pero a su vez vulnerables, esclavos de sus propias ambiciones, y a la sombra de un padre todopoderoso. Son malos (o fríos frente a las consecuencias de sus decisiones), pero también sienten culpa por sus dudosas acciones, y por eso han ganado tanta popularidad entre la audiencia.
Y así como en la primera parte el foco estaba puesto en las personas; en la segunda la trama comienza a tener más relación con los medios de comunicación, que era lo que yo esperaba desde el inicio. Cada uno de esos capítulos permite exponer algunas realidades sobre ese universo en la actualidad.
Entre la realidad y la ficción
A continuación presentaré cinco reflexiones/conclusiones que surgen de las acciones de la familia Roy con relación a los medios de comunicación, y que permiten obtener un panorama sobre el sector y su transformación en los últimos años.
1-Nativos digitales no salvan a los medios
Casi al incio de la serie, en la primera temporada, el foco está puesto en la compra de un portal de actualidad, por parte de la corporación de los Roy. La publicación digital se llama Vaulter y es un nativo digital innovador y prometedor. Kendall está al frente de la operación, y con la aprobación del padre, está dispuesto a pagar lo que sea para quedarse con el proyecto periodístico en cuestión. El hijo del gran jefe cree que es clave esa compra para fortalecer la estrategia del multimedio de diarios populares y canales de TV. Finalmente lo logran y se quedan con Vaulter. Pero en el inicio de la segunda temporada la historia no tiene el mejor final. Logan manda a Kendall a investigar si en efecto el portal es tan exitoso como pensaban al comprar; y las conclusiones son muy negativas. "Los cambios en los algoritmos de Facebook nos han perjudicado mucho pero vamos a recuperar espacio", le reconoce el creador de Vaulter a Kendall. Pero éste último decide actuar de manera implacable. La ficción ha tomado elementos de las historias reales de medios digitales muy exitosos (Vice o Buzzfeed, por ejemplo) que fueron apoyados por fondos de inversión y que ante cambios en el escenario de las plataformas, perdieron la estrella y también el apoyo económico. Se deja en claro que, a diferencia de lo que pensaba Kendall en la primera temporada, los nativos digitales no pueden salvar a los medios de comunicación del siglo pasado. Son solo un eslabón más, y aunque exitosos, no son totalmente dueños de su audiencia, porque están supeditados a las reglas de plataformas como Facebook, Instagram o de Google, que traccionan el tráfico que poseen (ocurre con la mayoría de los periodísticos digitales exitosos en el mundo).
2-¿Un multimedio es un museo de reliquias?
¿Vender o mantener la propiedad del imperio? Se lo pregunta en algún momento de la serie el gran jefe, Logan, ante la multimillonaria oferta de un grupo de inversores que desea quedarse con todo el poder de la corporación. "¿Quieren quedarse con el museo de reliquias?", pregunta Kendall, que está en contra de la venta, al hablar con alguno de los inversores. La opinión del abogado de Logan es clara: "es mejor vender ahora y agarrar el dinero, porque en unos años todo valdrá menos de la mitad". Y plantea un dato realista, que es la edad promedio de la audiencia de la principal cadena de TV del multimedio: 68 años. ¿Tiene razón el abogado o Kendall? ¿Hay posibilidad de reinvención de los medios tradicionales? La continuidad de la serie no ofrece respuestas cerradas al respecto.
3-Periodismo comprometido no siempre es negocio
Logan Roy desea quedarse con un multimedio familiar de gran reputación y compromiso con la sociedad norteamericana. Se trata de la empresa de la familia Pierce, que es demócrata y que a lo largo de las décadas, a través de sus medios, ha ganado relevancia por seriedad y periodismo de calidad (lo opuesto a la amarillista y ultraconservadora cadena ATN de los Roy). En uno de los mejores capítulos de la serie, la familia Pierce antes de tomar la decisión de una posible venta, invita a la familia Roy a pasar un fin de semana en la finca de los primeros. Desean saber si son confiables para preservar esa ganada buena fama. Allí finalmente se da una reunión entre el patriarca de los Roy y la matriarca de los Pierce. Y la última le reconoce a Logan: "hace ocho meses que solo tenemos pérdidas y eso es algo insostenible a largo plazo. Por eso evaluamos la posibilidad de la venta". Según se explicó en su momento, el autor de la ficción tomó elementos de la realidad para este recorte del argumento.
Dicen que para dibujar a los Pierce tomó aspectos de las historias de Ted Turner de la CNN, que el día que vendió la cadena a la Time Warner, dijo que era el día más triste de su vida. La matriarca también puede tomar facetas de la respetada Kathleen Graham, respetada titular del Washington Post, diario que años después de su muerte, fue vendido al multimillonario Jeff Bezos, creador de Amazon y uno de los hombres más ricos del planeta. Por último y con relación a la familia, señalan que también puede tener reminiscencias a los dueños del The New York Times.
4-Cadenas de TV tóxicas y con poder destructivo
En la segunda temporada, y tal vez en contradicción con fragmentos de la primera parte de la misma serie, queda en claro que el mayor poder del grupo económico de los Roy se basa en la cadena de Tv global que poseen, ATN, que es masiva, de ultraderecha, ultraconservadora, con conductores que promueven el odio, minimizan el cambio climático y manejan sesgos informativos para una audiencia que solo quiere escuchar lo que ellos creen que es cierto. Es la pieza clave de los Roy por el poder de choque, y por la capacidad de generar opinión pública y lograr buenos negocios. Logan en un capítulo expone su orgullo, ante el hijo, por desarrollar una cadena de TV que ofrece noticias y entretenimiento para las masas, que no la pasan bien. Pero no piensa de la misma manera el hermano de Logan, Ewan Roy. Un anciano muy osco que está recluido en un campo en Canadá, y que está muy enojado con su hermano por el tipo de periodismo que realiza. Ewan, que también es millonario por contar con un porcentaje mínimo de las acciones del conglomerado, en un momento le detalla a su hermano el inmenso daño social que cometía su cadena de televisión. Y basa su condena en la minimización que hace el canal sobre el cambio climático: "por ese negacionismo, a largo plazo la cadena será más perjudicial en pérdida de vidas, que la segunda guerra mundial", le dice. ¿Qué tan tóxicas y dañinas hacia la sociedad y el planeta Tierra pueden ser esas cadenas masivas que fomentan el odio y el negacionismo de lo que ya confirmó la ciencia? Otra pregunta que queda abierta.
5-Periodista sindicalizado es mejor
Para terminar quiero valorar el rol de los sindicatos en el actual contexto de riqueza concentrada y de grupos económicos globales muy poderosos. Se debe recordar que en Estados Unidos hay empresas que impiden la organización de los trabajadores para elegir delegados o representantes sindicales. Amazon, propiedad de Jef Bezos, es una de las coroporaciones que traban la creación de organizaciones de empleados. Succession también aborda de manera lateral el tema en un fragmento. Kendall le dice a los trabajadores de Vaulter, que desde la matriz del multimedio apoyarían el relanzamiento del portal, y que para colaborar con esa decisión, les pedía que no se organicen de manera sindical. Pero Kendall les miente, y al poco tiempo, sin ningún tipo de aviso, prácticamente deshace toda la estructura y despide a más de 400 periodistas y empleados del portal con una indemnización mínima. El argumento deja en claro que no son creíbles los representantes del capital concentrado, y que el periodista (o cualquier trabajador), sindicalizado es más fuerte.
¿El retrato que hace Succession de los grandes empresarios mediáticos de Estados Unidos es aplicable a otros países? Si, claro. La Argentina tiene sus propios Logan Roy, y padece muchas de las problemáticas que se reflejan en la serie.