Ya está todo previsto: en mayo viene Kiss, la legendaria banda de metal y pintura felina, a despedirse. Para sumarle seriedad a la despedida, la bautizaron: “End of the road. The final tour ever”. No es la primera banda que gira para decir adiós y tampoco parece ser la última. Un año atrás, Elton John anunció que saldría de tour de despedida. “A partir de ahora”, dijo, “quiero dedicarme a mis hijos.”

Pero, claro Elton se toma el adiós en serio: y se propuso una gira que tardará, escuche bien, tres años y pasará por los cinco continentes. Sin ir más lejos, la banda pesadita Slayer, tocó en Argentina meses atrás como parte de una gira llamada: “El tour del adiós”. “Esto no significa que la banda se separe”, dijo el manager. “Sólo significa que dejarán de tocar”.

En tiempos donde la venta de discos cae en picada, producto de la música digital, las bandas se dan de cabeza contra la pared pensando nuevos modos de atraer gente a sus conciertos. Y los tours despedida son un anzuelo excepcional: nada mejor que ir a despedir a tu banda favorita. Es el equivalente a visitarla a la sala de terapias intensivas, escuchar sus últimas palabras y luego de unos días, acompañarla en fila de luto, al cementerio. Las despedidas del rock, en una era donde todo se puede repetir, regurgitar, reproducir hasta el hartazgo, le ponen un condimento melancólico de no va más. Y el público llena estadios, dispara récords de taquilla, para poder decir adiós. 

Pero, claro, a veces, hay pequeñas avivadas, igual que en el cine: donde el villano que parecía muerto –como en las interminables Martes 13-, volvía, nadie sabe bien cómo, por más. Y ahí está la gira de despedida del eterno Ozzy Osbourne, que hasta tuvo su propio reality familiar, y celebró el final de cinco décadas alborotadas de metalero oscurísimo. Llamó a su gira, que también lo trajo a la Argentina: No more tours. Pero, claro, Ozzy encontró tanto público bien dispuesto a ser testigo de su última gira, que este año arrancó una nueva: la llamó No more tours II. Ya lo dice el refrán: “Al que se despide sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen”.