Cada vez que anuncian una nueva estrella pop que actúa en el Colón, se me encienden toda clase de alarmas. Que haya hecho show sinfónico Gustavo Cerati, vaya y pase. Que la Negra Sosa haya atronado con voz folklórica su acústica impecable como cierre en el 2006, antes de dos años de obras de renovación, es un permiso válido y comprensible.

Pero que el Colón sea un desfile de estrellas pop cualunques, con el fin de que la gente lo visite, la sala se llene y el dinero entre, es una falta de respeto al monumento vivo que es nuestro teatro por excelencia.

Con el Colón no se jode. Sabemos que son tiempos inclusivos, pero hay cosas que no deberían entrar en la regla. Que, a pesar de los cambios sociales, deben mantenerse estoicos, exclusivos y reservados para ocasiones especiales. Y el Teatro Colón es uno de ellos.

La Asociación Amigos del Colón puso el grito en el cielo cuando se enteró que en la programación para el 2018, se incluía un show del meneador pop Luis Fonsi.

La polémica viene de lejos: en el 2002, hubo una lista de shows que incluía a Charly, Soledad y Memphis La Blusera, muchos de los cuales, en lugar de respetar la acústica del lugar le dieron pista al volumen y lo que antes era atmósfera de cuerdas y sonidos de viento, se transformó en rasgadura de ruido y distorsión. El propio director de entonces, Emilio Basaldúa detrás de la apertura de repertorio artístico para sumar recaudación e independencia económica al teatro, protestó y dijo que los shows no debían exceder los 90 decibeles de amplificación.

En tren por hacer del Colón, un espacio amigable al público joven, se siguen sucediendo shows que, en lugar de difundir el prestigio del teatro, lo abaraten y emparejan para abajo. En estos días, pasó Café Tacuba y durante un show supuestamente íntimo de Pedro Aznar se dio el reencuentro de Serú Girán. La Nación tituló el show de los Tacuba, como un recital con “mucho espíritu festivo pero con poca intención sinfónica”. Es decir, sutilmente, muchachos, si quieren baile y fiesta, vayan al carnaval de Gualeguaychú o a la fiesta de la Vendimia. Pero con el Colón, no se jode.