Después de Maradona, nadie ha dado tanta frase polémica en la Argenta como el metalero Ricardo Iorio. Si tuviera cuenta de Twitter sería un éxito.

Es extraño cómo aun nadie lo invitó como panelista de programa de chimentos, pues Iorio tiene todo lo que necesita una emisión así: frase picante, incómoda, al borde de quedar tipificada en el Código Penal.

Hasta el 2000, Iorio era simplemente un cantante legendario del heavy vernáculo.  Ex líder de V8 y Hermética, parecía que sus días de gloria y fama ya habían pasado, pero entonces en una entrevista de seis páginas en la Rolling Stone el músico se despachó: “ si vos no sos judío, no me vengas a cantar el Hava nagila en la fiesta judía. Y si vos sos judío no me vengas a cantar el Himno, la concha de tu madre. ¿Me entendés? Cada lechón en su teta es el modo de mamar”. Y también dijo allí: “Yo no soy judío; soy un argentino, un perro cristiano. (...) A mí (Alejandro) Lerner no me gusta, pero no me gusta su canción y su onda. Si fuese un judío todo sucio que toca heavy metal, ¿qué iba a decir yo? ‘¿Eh, judío sucio heavy metal?’ No. A mí me gustaría que esto quedara impreso de esta manera: lo opuesto”.

La declaración motivó una denuncia del INADI, la condena mediática y hasta la acusación de músicos históricos como León Gieco. A punto tal que Iorio tuvo que pedir disculpas. Admitió su error pero dijo que fue malinterpretado. Era el inicio del derrotero de Iorio polemista, Iorio lengua larga y sin filtro, Iorio a la que te criaste, Iorio caiga quien caiga.

En el 2017, en una entrevista en la Rock and Pop dijo que los nietos recuperados eran “un puñado de indemnizados por desaparecidos”. Y también dijo: " Lo mío es anti-montonero, lo mío es anti-Lorenzetti, lo mío es anti que el chorro es una víctima. Lo mío es más lo de Alfredo Casero que dice si la herida tiene gangrena hay que ir hasta el hueso. O lo de Lanata que dijo si el hombre no cambia en su pensamiento es un pelotudo.. Mi look es un look botonazo. Porque prefiero a José Larralde que al Che Guevara. Prefiero a Aldo Rico que a Victoria Donda”.

En julio de ese mismo año en Luján se sacó una foto contentísimo abrazado y hermanado con Alejandro Biondini, líder del partido filo nazi Bandera Vecinal y le trajo una ola de críticas que llegó incluso a la amenaza de varias suspensiones de shows. Pero nada de eso lo detuvo. En enero de este año, Iorio volvió a los medios pero por la puerta trasera: lo detuvieron por resistirse a la autoridad en Sierra de la Ventana, ciudad donde vive. Dijeron que entró a una estación de servicio a alta velocidad y por poco atropella a un motociclista. Un oficial de civil quiso controlarlo, Iorio se dio a la fuga, luego se resistió y en la lucha con dos oficiales se sacó el hombro de lugar y mostró su arma. El músico justificó su pistola con una frase bien Iorio: “Me muevo en los montes, hay jabalíes”.

Y, la irrupción más reciente, fue su ataque sin cuartel a las defensoras del aborto: “Esas zurdas saben que yo sé que ellas saben que yo sé… ¿sabés qué sé yo? Que ellas saben que yo sé que nunca encontraron un pater familias como yo, un macho proveedor, se lo perdieron. Entonces en su resentimiento se dejan adoctrinar. Encima cobran. Son inconscientes…¿Qué daño le hace al mundo un niño que llega a la vida? ¿Qué daño hace? Son el mal. Son herramientas del error”.

Salvaje, ilícito, incómodo Iorio es peligrosamente distinto. Sensato o criminal, lúcido o demencial, un tipo que, de tan loco, no la afecta ninguna grieta. Pues Iorio, cuando quiere, se cava a sí mismo su propia fosa.