adios personal trainer

Por Cicco. Hay rubros y rubros. Algunos nos caen mejor que otros, qué le vamos a hacer. Algunos estamos contentos que reaparezcan, o que alguien, por más viento en contra que se levante, resista y persevere en su oficio. Pero otros, no. Por alguna oscura y retorcida razón, celebramos su extinción del mismo modo que debieron celebrar los hombres primitivos cuando los meteoritos acabaron con los dinosaurios.

 

Toda esta gente que augura el final del libro, de los diarios y las revistas, jamás pensó que aún en este mundo de video llamadas y drones, seguirían en pie. Y por otra parte, el flamante y robusto rubro de los personal trainers tendría, tan pronto, sus días contados.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo aparecieron. Cómo surgió esta fauna, mitad profe de educación física, mitad general de Guantánamo, para hacernos creer que sin ellos jamás lograríamos, ni siquiera correr al bondi. De un día para otro, los personal trainers poblaban los medios y toda celebritie tenía uno, cual perrito pocket.

La gente cual droga, se hizo adicta al personal trainer. Los tuvo también de psicólogos. Se fumó durante año es espíritu de “dame un poco más” porque, si no, sos un perejil.

Sin ir más eljos, el personal trainer es el gran resposnable de que lo sencillo nos parezca poco. Lo accesible, insulso. Y lo cercano, una soberana boludez.

El personal trainer empujó cada día el horizonte de nuestras metas hasta que uno olvidó su meta, perdió su horizonte y ya no sabía por qué, en primera medida, había decidido ponerse a correr.

En fin, todo esto para celebrar desde aquí el gran hallazgo tecnológico de las apps de entrenameinto donde basta con descargarlas y ajustar la rutina para que una voz indique cuánto, cómo, y hasta dónde correr. La app incluye ejercicios integrados para todos los gustos.

Vaya a saber uno si el que pone la voz es personal trainer o es vendedor ambulante, aunque eso es lo de menos. Si fuera un pt el que pone la voz, imaginamos a un sinfín de colegas ofendidos, desplazados y desocupados, acusándolo de vender su profesión al mercado tech. Y dejarlos, a ellos todos, corriendo solos en Pampa y la vía. Menos del lado de Pampa. Y más del lado de la vía.