Esta gente que se dedica a la nutrición tienen algo de esquizofrénicos. A veces recomiendan algo con bombos y platillos. Y luego, así como lo entronan en la cúspide alimentaria, lo derriban de un hondazo para decir que es pésimo para la salud, nos envejece prematuramente, nos daña neuronas, nos seca la piel, nos estriñe, nos deja sordos, mudos, un poco ciegos, tonto y al fin de cuentas, ni siquiera era rico.

Una de las infusiones más debatidas, sin dudas, es el café. El pobre grano ha quedado en el medio de un fuego cruzado donde están los que lo defenestran y aquellos que dicen que es estupendo para no sé cuántas cosas.

La revista Nature Microbiology –que, como su nombre lo indica, no es la revista más leída del mundo-, acaba de revelar un estudio que indica que el café es maravilloso para el equilibrio metabólico, la inmumidad y sobre todo, la digestión. Lo probaron con 22 mil bebedores de café y luego le estudiaron los intestinos –no explicarlo bien cómo se los miraron-, y así concluyeron que el café estimula las Lawsonibacter asaccharolyticus, unas bacterias que, a pesar del pésimo nombre que portan, son como maná del cielo para nuestro aparato digestivo.

Sin embargo, otros estudios, por el contrario, han demostrado que el café, al incluir cafestol y kahweol, puede elevar el colesterol. Además, le endilgan que puede generar gastritis, úlceras y hasta pérdida de la fertilidad en las mujeres.

Y, si se bebe más de tres tazas al día: insomnio, estrés, ansiedad, adicción, si le suma leche y azúcar engorda, y si se le cae encima además, le manchará la camisa –y si se lo sirve en tazas grandes, penetrará hasta vaya saber dónde- y le traerá quemaduras que recordará toda la semana y la gastada de todos los testigos oculares del episodio.

Es decir, si toma café lo más probable es que muera en un mes o tal vez mañana, o vaya a saber, quizás antes de terminar de leer esta columna. Todo puede pasar.

Desde luego, depende qué estudio lea o a qué nutricionista le crea. Aunque tal vez, pensándolo bien, ¿no será que simplemente hay gente que el café le cae bien y a otros que les cae como piedra? Y esto, planteado así, acabaría con tanto debate, bipolaridad nutricionista, y nos dejarían en paz junto a nuestro querido café con leche, que nunca le ha hecho mal a nadie.