Cada dos por tres una celebridad –actrices, cantantes, goleadores-, sale a reconocer públicamente con cierto pudor, que le diagnosticaron bipolaridad y los medios, y todos nosotros, nos compadecemos de ella. Dice que tras mucho pensar y repensar finalmente decidió darlo a difusión. “Tal vez aquellos que lo padecen, no se sientan tan solos”, explican.

A decir verdad, si uno lo piensa bien, la mitad de la población –como mínimo- es bipolar. No hay que ser una eminencia de la psiquiatría para sacar esa conclusión. Basta con ver el comportamiento de la gente: allá tiene su personalidad pública, en redes, un mar de risas, logros, aplausos, medallas, estatuillas, y eternas vacaciones al sol. Y aquí tiene, por otro lado, su vida privada, o para decirlo mejor, su vida real: deudas acumuladas, matrimonio finiquitado, un pasar ojeroso, sombrío y cuesta arriba. Si eso no es bipolaridad, entonces ¿qué es?

En realidad, el diagnóstico de bipolaridad se queda corto: más que bipolares, hay gente que es tripolar, cuatripolar, y seguimos contando. Tan fragmentados están que, a duras penas pueden identificar si queda algo original. Algo de base. Alguna raíz en medio del desfile infinito de personalidades que corren a lo largo del día.

A veces uno tiene la impresión de que ya no se encuentra con gente, se encuentra con avatares. Con stickers. Con memes. Con spots publicitarios. Con calcos que uno vio en alguna película. Pero eso que vemos, no jorobemos: no son seres humanos.

A veces, me pregunto. Si estamos tan escindidos, ¿quién de todas esas personalidades será aquel que se hace cargo y paga las cuentas? Cuál es el avatar que vota. Cuál es la máscara que sale a protestar a las calles. Que pide un cambio. Un cambio inmediato. Un cambio de modelo económico, un cambio de rumbo, un cambio de técnico. Un borrón y cuenta nueva. Una vuelta de página. ¿No será que habrá que mejorar lo que ya tenemos?

¿No será que en lugar de seguir huyendo hacia adelante, en una estampida de personalidades sin fin, debemos regresar y ver cómo era todo cuando éramos nosotros mismos, éramos 24/7 uno y el mismo, nos hacíamos cargo y sanseacabó?