La gente que piensa que irse de vacaciones es una llave maestra, un escape para salirse del estrés y la vorágine de una vida que se escurre por los dedos, está, por supuesto, muy confundida. Si creen que es cuestión de cambiar, de un día para el otro, el rumbo del coche. O si confían en que el mar hace maravillas, o el bosque o la montaña o por qué no, la misma selva. Entonces, vamos a repetirlo: esta gente está muy confundida.
Esto no lo dicen en las agencias de viaje, ni es tema de debate en los programas de panelistas, no es título que merezca la pena reproducirse en los noticieros, pero, créanme, es profundamente cierto, posta, certero, verdad de la milanesa: las vacaciones son un estrés. ¿Estrés, dije? Así es.
Está comprobado que mudarse es un escenario de alto estrés en sangre, y si uno lo piensa bien, irse de vacaciones es mudarse por unos días y luego, mudarse nuevamente de regreso. Sí, claro, dirá usted, uno no se va a vivir. Es decir, no se lleva todas las cosas de vacaciones. Es cierto, pero el esfuerzo por elegir qué lleva y qué queda también insufla el estrés y dispara la presión sanguínea. Sintetizar su mundo en una maleta, es misión imposible. Y más aún, el de cada uno de los miembros de su familia. Por si fuera poco, usted que trabaja todo el día y vuelve tan cansado, debería en un período de tiempo de considerable longitud, convivir con seres que prácticamente no conoce en absoluto excepto por grupos de wapp: su familia. Verá que sus hijos son muy distintos a sus posteos. Y restablecer el diálogo con su pareja será como reconectar con un amigo de jardín de infantes.
Por lo tanto, desde aquí le decimos, le aconsejamos, casi le rogamos: no se vaya de vacaciones. No someta a su psiquis a semejante estrés. Continúe con su trabajo. No mueva el avispero. Ahorre ese dinero y esos disgustos a cuenta. Resista el sofocón que resulta de la mezcla de calor y el asfalto. Atraviese con valentía las alertas de todos los colores que disfrutan bombardearnos los medios de comunicación. Y sepa una cosa, grábesela en la frente como tatuaje multicolor: en las vacaciones todo irá peor.