Cada vez que el equipo económico de la Argentina, acuerda un desembolso de fondos con el FMI o alguna otra entidad crediticia, y los medios sacan fotos y ponen títulos auspiciosos, mientras los funcionarios estrechan manos a pura sonrisa, uno se pregunta: ¿por qué esta gente nos sigue prestando dinero? 

¿Es parte de la magia discursiva del argentino avivado que logra, una y otra vez, que a aquellos que no podemos devolverle los préstamos, nos sigan dando más plata? ¿Será que somos un país grande y con reservas naturales decisivas para un mundo en crisis y, de alguna forma, la deuda nos ata de pies y manos a, llegado el caso, entregar todo lo que tenemos cual víctima de una salidera bancaria?

¿Por qué nos prestan, digo yo? ¿Por qué tanto dinero llega y llega a este país de bolsillos rotos? ¿Creen realmente en nosotros o somos parte de un plan maquiavélico para que un grupo de millonarios simplemente se adueñe del mundo, endeudándolo sin límites?

Porque, si uno lo lleva a un escenario más pequeño descubre que, si le presta dinero a un amigo. Y el amigo no sólo no devuelve la plata. Si no que uno descubre que se la gastó en parranda, en lugar de cumplir con las metas que se había propuesto. Bueno, si se le presta otra vez dinero a una persona así, sólo queda una posibilidad: uno es un bobo. 

Pero si hay algo que no tienen los organismos que otorgan créditos, es un pelo de zonzos. Es, en ese orden de cosas, que uno se pregunta: ¿entonces qué hay detrás? ¿Somos un mal necesario? ¿Nos salvan financieramente una y otra vez porque son fans de Messi? ¿Consumen tango? ¿Quieren que el país de la yerba mate, el Malbec y el asado, no se hunda en el caos y el empobrecimiento sin medida? 

¿Seremos como la oveja negra de la familia que, a pesar de su rebeldía, es un ser querible que merece la piedad general? ¿Nos proporcionarán repetidamente de salvatajes hasta que Ricardito Darín gane merecidamente su Oscar? ¿Querrán llevarse los huesos del Diego? ¿Planearán, en bambalinas, hacerse con los derechos universales de nuestro Borges, ahora que Kodama ya no está?

No lo sabemos a ciencia cierta. Sólo sabemos una cosa. Olvídense de que les paguemos, muchachos.