El dato lo dice todo: desde hace cinco años que Europa no compraba tantas armas como ahora. Aumentó 19% las compras de armamento. Algunos señalan, entre sus motivaciones, la lógica amenaza de Rusia que puede, así como hizo en Ucrania, seguir pisoteando países vecinos. No importa lo que digan: el mundo se arma cada día más. 

Entre las naciones que anunciaron que aumentarán su armamento están Suecia, Dinamarca y Alemania. No se sabe a ciencia cierta, pero se estima que en armas se gasta el mundo 100 mil millones de dólares por año. Y Asia y Oceanía compran el 43 del mercado.

¿Por qué comprar armas si, en definitiva, se han firmado acuerdos internacionales de paz, si hay bloques de países, convenios de entendimiento? ¿Por qué tanto misil cuando hay derechos universales consensuados tras largo tiempo de debate? ¿Por qué comprar armas sigue siendo sinónimo de poderío en un mundo que ,debería serlo, es cada vez más integrado, y  menos patriótico? 

La respuesta es –bueno, al menos, mi respuesta-: se trata de un buen negocio. Que haya tiros. Que haya invasiones –ya lo hemos dicho-. Que haya tiranos. Es más trabajo para la industria pesada, silenciosa, de la artillería y el armamento. Esta gente que uno no ve haciendo propaganda en periódicos, no se lo en publicidad en horario prime time de la tevé, un negocio que pasa bajo la alfombra hasta que explota todo y suma dividendos.

El mundo es complejo. Pero también el mundo es ´básico. Y todo indica que la paz suena bien y hasta inspira buena canciones, pero, muy en el fondo, es un pésimo negocio.