Dijeron los medios que era “algo nunca visto”. En tiempos donde todo justamente, ya se ha visto, el titular sonaba prometedor. El asunto es que Perseverance, el robot en Marte que, en este preciso momento, toma muestras del planeta rojo para analizar vida microbiana y mandar selfies de danto en tanto, encontró allí lejos algo extraño. No simplemente extraño. Algo asombrosamente extraño. Era, como ya dijimos “algo nunca visto”.

El tema es que con tanto recuento de votos, el anuncio pasó por estos lares por alto. Sin embargo, el descubrimiento de un círculo extraño bajo una roca marciana con unos minerales curiosamente dispuestos es tema de debate urgente y acalorado en el mundo científico. El robot que puso, por así decirlo, un pie desde inicios de este año en Marte, no tuvo grandes novedades hasta el anuncio días atrás, mientras erosionaba una roca en un cráter y dio con ese círculo enigmático y hechizante con un grupo de sedimentos y metales granulados. 

¿Qué podrá ser? ¿Será la prueba definitiva de que no estamos solos en el cosmos? ¿Será suela de una bota deportiva alienígena? ¿Será parte de nuestra propia basura espacial que llega a lugares impensados? ¿Serán las ruinas de un antiguo mundo? ¿El hogar del ser humano antes de mudarse al planeta Tierra?

Dudas y más dudas. El robot Perseverance, allá arriba, en el planeta rojo está entusiasmado y, si pudiera, movería la cola de alegría. Sueña con el día en que dé la gran noticia a la humanidad y enviar una foto cheek to cheek con un alienígena vestido para la ocasión. Aunque tal vez, si es tiempo de elecciones, la noticia por estos lados, también pase de largo.