El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acaba de dar a conocer una lista de 17 razas de perritos que, según dice, son tremendamente peligrosos. Basta con mirarlos de soslayo, pedirles la hora o preguntar alguna dirección para que los perros se cabreen y tengan una inclinación automática a saltarte a la yugular. Es por esta razón que, con gran sentido común, el gobierno decidió tomar cartas en el asunto y obligar a los dueños a registrarlos, identificarlos y, llegado el caso, pagar multas si sus mascotas se ponen de la gorra. 

Entre la lista de perros peligrosos están los obvios claro, el Pitt Bull, el Rottweiler y el Dogo Argentino que, cada dos por tres, lo vemos en Crónica Tv junto a imágenes de ropa deshecha a dentelladas y alguna que otra menudencia en el césped. Pero claro, con toda la imagen en contra, y los medios siempre proclives a levantar el dedo acusatorio contra ellos, llegó la hora de equilibrar las cosas. Es, en ese sentido, que nos hacemos esta pregunta clave: ¿y por qué no, así como los dueños deben requerir a sus perros placas identificatorias que alerten de su grado de peligrosidad, por qué no los pichichos pueden gozar de su derecho a requerir placas identificatorias de amos potencialmente peligrosos? Hay gente jodida ahí en la calle. Hay ancianitas que parecen una dulzura cuando salen con sus mascotas a pasearlas por la plaza pero uno puede entrever por la pesadumbre del pobre animal que, puertas adentro, su dueño es potencialmente un loco de atar. 

Más urgente que proteger a las personas de los canes. Es proteger a los canes de las personas. El encierro y la pandemia ha multiplicado el chifle por doquier. Y, en privado, los que peor la pasan y reciben el coletazo –por no decir, el culatazo- son los pobres perros. 

Por eso, en este medio tan noble, y bajo este espacio tan dedicado a hacer oír las voces de aquellos que no tienen voz, exigimos al gobierno de la Ciudad de Buenos Aries, urgente registro de los dueños peligrosos de mascotas. Las mascotas necesitan collares con camaritas incrustadas para documentar al mundo el agobio de vivir con dueños de puntapié fácil. Vamos a acabar con este flagelo de maltrato secreto de perros. Y si las medidas no vienen en camino a revertir la situación, llamaremos a un par de Dogos y Pittbulls amigos a poner las cosas en orden. A su manera.