TELEVISIÓN Y EL CONFLICTO DE LA FICCIÓN
No hubo paro de actores

No hubo paro de actoresPor: Osvaldo Bazán. Es increíble pero en la semana que la televisión argentina no tuvo ficción, de alguna manera, se instaló la idea de que hubo un paro de actores. Los actores, de paro, habrían conseguido en una dura negociación, algunas de sus reivindicaciones que tenían que ver con carga horaria y remuneración de los trabajadores peor pagos. Esto se repitió en todas partes y aunque se dijo poco en pantallas, la televisión casi ni habló de por qué no emitía sus programas habituales. Con la lógica de los patrones de la empresas de transporte, las productoras decidieron –no los actores- parar de trabajar hasta no solucionar el conflicto. Eso se llama y se llamó siempre lock out patronal.

Desde las productoras importantes se machacó con que con el horario en que –decían- los actores pretendían trabajar, era imposible hacer ficción de calidad. Que las cuestiones técnicas y hasta el maquillaje de actores y actrices llevan demasiado tiempo si se lo quiere hacer bien y entonces es imposible hacerlo rápidamente. Lo que no decían es que los actores no estaban hablando de que después de las horas pactadas no trabajaban más, sino que pretendían cobrar esa sobrecarga horaria como lo que son, horas extras. Pagar horas extras es lo que las productoras consideraban un exceso. ¿Se entiende? Quienes son responsables de historias sentimentales, en donde se suele premiar el esfuerzo de los campeones de la vida, o que premian los sueños de chicos downs expuestos sin pudor que triunfan gracias a la voluntad que le ponen a sus acciones, esquivan la responsabilidad de pagar horas extras a sus propios trabajadores.

El panorama se completa con exitosos actores que en una muestra exagerada de egoísmo sindical hablaron por lo bajo en contra de los asalariados menos afortunados del gremio. No querían que por los que cobraban bolos desgraciados los grandes patrones de la estancia se enojaran con ellos. Despreciables, sí.

Pero ahora, para mayor inri de los participantes del conflicto, los actores se encontraron que la patronal –¿se acuerdan cuando se decía "la patronal"?- pagó la quincena ¡descontando los días en que los actores no trabajaron porque las productoras cerraron sus puertas y le impidieron la entrada!.

No habrá que olvidar ninguno de estos datos a la hora de emocionarse frente a la pantalla.

Se llama hipocresía.

¿En serio a esta altura y después de este conflicto en donde se desnudó como nunca la ambición desmedida de muchos de quienes manejan el imaginario televisivo nacional, alguien puede pretender un balance de lo que pasó en el año de la tele?

En el año de la tele lo que pasó fue que ningún sueño de justicia se cumplió.

Y esto continúa.

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