LA FÓRMULA DE TINELLI/
Show y circo

Tinelli/Por: Adriana Amado - @adrianacatedraa Es raro que alguien haciendo casi lo mismo, genere atención creciente. Desafía la regla de oro de la televisión que necesita devorar novedad para mantener la maquinaria en funcionamiento. Pero Tinelli es el caso en el que no importa que el show se repita. Basta con que él se renueve, se apendeje, se refresque. Y ahí estamos todos pendientes de sus lanzamientos, sus levantes simulados, su callejón de los milagros. Entonces no solo consigue el rating que después quedará instalado como su marca regular (aunque los más de 30 puntos sean la excepción), sino que hace que todos hablen de él.

Su fórmula es sencilla. Y es más vieja que la televisión: al César lo que es del César. Nos gustó el hombre tosco bailando chachachá, al año siguiente tenés dos haciendo lo mismo. Rebotó la peleíta de vodevil, te las propician en todos sus formatos e indignaciones. Encantó el Aqua Dance de dos piletas, tendrás otro de tres, o de las que hagan falta. Lloramos con Noelía, entonces este año habrá dos, tres historias más difíciles que la de ella. Si la onda ahora es el láser y la performance, te mandamos un Cirque du Soleil para la sobremesa. La demagogia siempre rinde, así en la política como en la pantalla.

Pero no solo la regla “lo pedís, lotenés” sustenta la audiencia del programa. Hay que decir que el formato ofrece un eficiente servicio al cliente, brindado por los atentos servicios que presta el mismo cliente. Si te perdiste los momentos memorables (que suelen ser la nada cotidiana llevada a la High Definition), no te preocupes: ni bien se imprime la imagen ya estará distribuida por una red de colaboradores oficiosos. Si las figuritas elegidas para el año resultan aburridas, no importa, ahí tenemos la tribuna siempre generosa en personajes que las superan con creces. Porque como no tienen contrato anual, ofrecen todas sus gracias juntas en la más mínima intervención, lo que las hace imbatibles. Si Maravilla no resultó lo jugoso que prometía ahí tenés a su tía, que ofrece su ridículo a cambio de la epifanía de salir en pantalla. La entiendo. Pocas cosas se comparan a volver al barrio después de haber hablado con Marcelo en la tele.

Showmatch es más criticado en la medida en que más se nos parece. En el país de la buena gente pareciera que no tienen nada que ver con nosotros las estrellitas esmirriadas, los monigotes en calza de baile, el descastado de latribuna. Showmatch sigue siendo el programa con más denuncias frente al Afsca, pero también el más mirado. Por eso habla tanto de nuestra propia contradicción. Lo que pasa es que siempre es más fácil creer que el desviado es el otro que preguntar (no me canso de decirlo) qué tiene ese show de nosotros para que perdure vigoroso después de tantos años.

Decía @mancini para aplacar a tuiteros excesivamente entusiastas por los casi cuarenta puntos del primer programa que “Facebook Argentinaa las 4PM, todos los días, tiene más del doble de rating que #Tinelli”. Es cierto, y además la red mantiene esa audiencia todos los días del año. Pero Tinelli y todos los que viven de él se encargan de darnos temas de conversación como no hay video viral que lo consiga. Y esas mismas redes también operan para él, rindiéndose a la cháchara que provoca. Pero no teman, no estamos “tinellizados”. Apenas si nos faltan temas inocuos de conversación.

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