“La gente”, ya se sabe, no son los ciudadanos. Los ciudadanos tienen derechos, eligen presidentes, son todos. Los programas de televisión están hechos para “la gente”. Las medidas electoralistas se toman por “la gente”. Cuando hablamos de “seguridad” hablamos de “seguridad” de “la gente”.

Y lo que uno no puede dejar de preguntarse es quién recórcholis es la gente. ¿La que sigue cada noche las peleas mediáticas entre Iliana y la Marengo por la paternidad del Koala (puede ser que usted no siga los avatares de la televisión, pero le aseguro que la paternidad del Koala fue la gran discusión de los principales medios televisivos del país: Cosas veredes, Sancho) o la que se queja ante el Comfer porque sus hijos “están obligados” a ver esas mismas peleas, entre pompis de bailarinas, pitos enooormes de un “soñador” (otro tema que ocupó horas en las pantallas nacionales) y nenitos en vacaciones de invierno (sí, también se dio la situación: una bailarina casi desnuda, un nenito en vacación, Tinelli tapándose la cola por “miedo” al soñador del pito enooorme, otra bailarina, y el soñador del pito enoooorme, todos haciendo una rueda y bailando al ritmo del Bum Bum, algo así como la “versión original” del Koala, en el caso de que haya algo original en todo esto... Sí, esa rueda existió y se vio por televisión y la comentamos mucho)?

¿Quién es “la gente”?

Eso no se sabe, pero hay algún acercamiento que se puede hacer. Podríamos llegar a establecer que “La gente” es un grupo que estaría más cerca de Blumberg que de La Garza Sosa.

“La gente” está más cerca de enojarse por si aparece un paquete usado de preservativos en el césped del rosedal, que de tirarlo. “La gente” está más cerca de enojarse porque un pibito le quiere limpiar el vidrio de la 4 x 4 que del pibito.

“La gente” es aquella que puede consumir lo que venden las publicidades en las tandas.

“La gente” es todo aquello que decimos en los medios para justificar nuestras mayores trapisondas.

Iliana Calabró lo hace para divertir “a la gente”.

Los noticieros se convierten en magazines amables porque así lo quiere “la gente”.

Las novelas para chicos no zafan del esquema de discriminar al feo y hagámosle creer a las nenas que todo se reduce a “gusta de vos”, “no gusta de vos” porque eso es lo que “la gente” quiere.

“La gente” tiene problemas de “inseguridad”.  Y como no es claro definir “la gente” ni “inseguridad” así sigue todo.

Estoy convencido, lo nuestro es semántico.

No sabemos qué quiere decir “Qué quiere la gente”, porque no sabemos qué quiere decir “Qué quiere” ni sabemos qué quiere decir “la gente”.

Los más honestos nos hacemos los giles.

Los más vivos, se aprovechan de “la gente”.

Está difícil zafar.

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