PREMIO A MODERN FAMILY Y A MAD MEN
Emmy tiene razón

Modern FamilyMad MenPor: Julián Gorodischer. La 62ª entrega de los Emmy fue justa con Mad Men (HBO) y con Modern Family (Movie City y Fox). Modern Family ganó como lo que es, la comedia que mejor cruzó ficción y documental casero. Sofía Vergara, que le aporta parte de su gracia, perdió como mejor actriz secundaria. Modern Family se debe a sus creadores, Christopher Lloyd y Steven Levitan, que vienen de desplegar la misma sutileza en Frasier, The Larry Sanders Show, Just Shoot Me! y The Critic, es decir que no se esperaba una militancia sensiblera a favor de la idea de clan sino un organismo deforme con tres cabezas: pareja disfuncional con ecos de Casados con hijos, un grupo más tradicional y el matrimonio gay. En Modern Family, la estructura de falso documental es efectiva y lleva a sentirse espiando: ritmo apurado, entrar y salir de esas vidas muy al estilo de lo que propone la red social, sin resolución de conflictos. Hay personajes que miran a cámara, entrevistas que cortan la trama, un punto de vista que puede estar obstruido, por el que uno se infiltra mediante cámara en mano que da prioridad al testigo.  

La otra gran ganadora de los Emmy, Mad Men, retrató con precisión y admirable reconstrucción de época los cambios sociales de mediados de Siglo XX a través de la vida cotidiana en una agencia de publicidad neoyorquina. Obtuvo el premio a la mejor serie dramática por tercer año consecutivo: al principio se perfilaba como ficción de nicho, pero terminó siendo un retrato de alianzas, conspiraciones, abusos y traiciones que definen al poder de cualquier índole, incluso política, con más precisión que series con presidentes como 24 o The west wing. Fue la primera ficción implacable con las corporaciones (por ejemplo, tabacaleras y de aeronavegación) que a su vez ponían dinero para ser mencionadas en un doble juego de promoción y denuncia. Cuestiona las imágenes de mujeres perfectas que anuncian las marcas que al mismo tiempo se publicitan en su espacio. Las damas son todas rubias y delgadas, prefigurando las exigencias sobre el cuerpo de la mujer en las décadas que vendrían. La promoción crítica es sólo uno de los rasgos novedosos de una serie que resignificó y puso de moda hoy hábitos y preferencias de la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos.

El resto fue la decepción por Glee, el musical ambientado en una escuela secundaria que sólo recibió dos premios artísticos (y dos técnicos): uno para Ryan Murphy, quien ganó como mejor director de comedia, y otro para Jane Lynch, que se llevó el de actriz secundaria de comedia por su papel como la profesora Sue Sylvester. Párale balance general, la miniserie The Pacific, coproducida por Steven Spielberg y Tom Hanks, fue el programa que más premios obtuvo, con un total de ocho estatuillas, siete de ellas correspondientes a los rubros técnicos.

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